14 de agosto de 2014

Basta de libros malos, publicados por editoriales “serias”. ¡Basta!

Puede ser un imán o una habilidad natural para toparme con este tipo de libros. Quería un libro ligero para leerme entre lecturas, algo ameno, entretenido. Opte por Que nunca amanezca, de Abigail Gibbs, publicada por Planeta. Y no pude pasar de la página veinte. Vengo a exponeros este ejemplo y a indignarme por cómo editoriales como Planeta, que ha publicado esto bajo ningún sello en particular, simplemente Planeta, desperdicia sus recursos en autores mediocres. No vengo a descubrir América, sólo a desahogarme.

Pues bien, este libro decía esto en su contraportada:
«"Antes de que pudiera decir una sola palabra más, Kaspar me empujó contra la pared y comenzó a recorrerme el cuello con los labios. Se le agitó la respiración y sentí su fuerza, su poder, su hambre. Su aliento no me calentó la piel como lo habría hecho el de cualquier otra persona, sino que me dejó helada y provocó que un escalofrío me recorriera los hombros y los brazos. Sentí que mi corazón latía de manera irregular, tan frenéticamente que las venas de mis muñecas pugnaban por atravesarme la piel." Un momento puede cambiar tu vida para siempre. ¿Estás preparado?».
Lo sé, es más de lo mismo, quería más de lo mismo, partiendo de una calidad y de una inteligencia por parte de la autora. Algo que no encontré ­­—esto no es faltar al respeto, esperad a los ejemplos—.

Chica sola en un parque de noche, así empieza esta historia. Como cualquier otra. El esquema de estas novelas es bastante simple, y poco novedoso, pero a mí me vale siempre que esté bien, sea coherente y la autora no consiga que odie a los personajes. Insisto, entre lecturas. El caso, es que la chica esta sola en el parque, de noche, Londres, todo muy simple, muy típico, muy visto.

De repente, sí, de repente, ve aparecer a treinta hombres rubios armados con estacas. El libro nos había situado en un mundo urbano, donde hay móviles, actual. Pues bien, la protagonista ve aparecer a treinta hombres con estacas en sus “fuertes” manos y no piensa por un segundo que son cazavampiros, que sería lo que todos pensaríamos. Así es como describe a los treinta hombres: “Una pandilla de hombres vestidos con abrigos marrones y provistos de estacas largas y afiladas bajaban la escalera. Sus rostros lúgubres y curtidos por las inclemencias del tiempo eran sombríos y estaban llenos de cicatrices. Todos lucían una expresión inquebrantable, decidida. Sus violentas pisadas me retumbaban en los oídos y marcaban una marcha irregular a medida que se iban acercando”. Así como os lo digo. Sí está bien escrito. La autora consigue que respetemos a esta panda de treinta hombres armados. Sí. Hasta que aparecen los… ¡Sí, por supuesto! ¡LOS VAMPIROS SEXYS!

Describe a los vampiros, bueno no los llama vampiros, ya os digo que no lo piensa ni por un segundo, como hombres pálidos. Y voy a entrecomillar hombres porque no lo son, tienen unos veinte años, o sea críos guapitos. Ella está escondida detrás de un banco, es un parque de noche, pero eso no hace que pierda detalle de cómo es el líder, o el protagonista masculino de esta historia, Kaspar: “Como todos los demás, tenía la piel pálida y ligeramente cetrina, desprovista de todo color o rubor. Su pelo oscuro, casi negro, tenía mechones de tonos castaños. El viento lo había despeinado y el cabello le caía sobre la frente. En todo caso, sus rasgos eran más cadavéricos que los de cualquiera de los otros, pues su rostro estaba lleno de sombras, como si no hubiera dormido desde hacía días”. Como veis no le falta detalle. Como si le tuviera justito enfrente.

No tuve suficiente con esto, mi inteligencia no se vio lo suficientemente insultada y continué leyendo. Resulta que los vampiros, que eran cinco, matan al grupo de treinta hombres armados con estacas. La protagonista queda horrorizada, e insisto que en ningún momento piensa que son vampiros, aunque éstos hayan matado a los treinta hombres bronceados con sus… ah, sí, COLMILLOS.  Entonces ella sale corriendo y aquí viene lo que aborrecí, por absurdo, por idiota. El vampiro líder, por supuesto, va tras ella. Atención como describe ella el acontecimiento: “El instinto actuó con mayor rapidez que mi cerebro y, antes de darme cuenta, me había puesto en pie de un salto y había echado a correr. Me había quitado los tacones y mis pies emitían un ruido sordo al chocar contra la piedra mientras corría, literalmente, por mi vida. La comisaría más cercana no estaba demasiado lejos, y habría jurado que yo conocía Londres mejor que ellos.
—¿Adónde te crees que vas, Nena?
Cogí aire de golpe al chocar contra algo duro y frío, tan frío que me aparté de inmediato. El hombre de cabello oscuro estaba de pie justo delante de mí. Di unos pasos hacia atrás sin dejar de mirar alternativamente hacia el lugar donde Kaspar había estado antes y donde estaba en aquel momento. «Es imposible»”. Sí, estamos ante una protagonista lerda. Lo duro contra lo que choca es él, es obvio. Y por si no ha tenido bastante con la matanza, sigue cuestionándose por qué llega tan rápido hacia donde está ella. Y el “nena” con mayúscula, así, como un puñetazo.

Otra cosa que me alarmó e hizo que dejara el libro fue el recurso tan poco sutil que usa la autora para informarnos de la edad de la protagonista, atención: “Eso de ahí —señaló hacia el otro lado de la calle— era necesario. Sé que no lo parece, pero tienes que creerme cuando te digo que era preciso hacerlo.
Me detuve.
—¿Necesario? No es necesario. Es horrible. No seas condescendiente conmigo, no soy una cría.
Las palabras habían escapado de mi boca antes de que tuviera tiempo para pensar en cualquier otra cosa que no fuera ganar tiempo. Me froté las muñecas con las manos. Parecían estar sorprendidos de que hubiera recuperado el habla. De vez en cuando Fabian lanzaba miradas a la calle que se extendía a mis espaldas.
—Entonces ¿cuántos años tienes, ya que sabes tanto sobre moralidad? —Inclinó la cabeza a un lado y yo cerré la boca, dudando si debía contestar pero contenta de que hubiesen ignorado el resto de mi réplica—. ¿Y bien?
Me mordí el labio.
—Diecisiete —murmuré.
—No sabía que las chicas de diecisiete años llevasen ahora vestidos tan cortos”. Vestidos tan cortos… Duele verlo.

Me estoy extendiendo. Este libro me dolió a los ojos y no pasé de la página… ¿veinte? En serio, la chica es horrible, los chicos, peores. Los vampiros no pueden estar más estereotipados. No se merece un solo minuto más del que le dediqué.


El caso es que esta novela viene de Wattpad, esa fantástica plataforma donde los autores pueden dar a conocer sus obras y donde los no escritores pueden sentirse tales, ya que es fácil —dependiendo del tiempo que le dediques— hacerte con tu séquito de seguidores fieles. Claro, una editorial como Planeta vio un filón, cero riesgo, iba a funcionar si había funcionado ya en Internet, pensaron. Y claro publicaron esta bazofia en forma de libro que, al parecer, gusta y que por supuesto adornaron con “el romance más sexy que leerás este año”. Oh, Dios, espero que no Señor Planeta.

Investigando, sin dificultad, llegué a la edad de la autora, dieciocho años. Y todo empieza a encajar. Esta chica ha hecho su propia historia de vampiros, y prejuzgando diré que no tiene mucha experiencia con tales libros, no hay nada de Drácula, es más bien Crepúsculo y La hermandad de la daga negra —que viendo como son los demás, no es tan mala saga al fin y al cabo, ¡Jesús!—. Pero, lo siento, la edad no justifica tremenda basura. Ella lo hizo bien, lo publicó en Wattpad, el problema es la gente de detrás que no han corregido todos esos tópicos y sólo la han dado una palmadita en la espalda y… ¡sorpresa! Le han traducido el libro en varios países sin contar con una corrección seria. Esto es un borrador amigos, no un libro.

Me voy a apoyar en la primera reseña que encuentro en Goodreads, que secunda todo lo que intento exponer y lo desarrolla y justifica, ya que ella sí ha malgastado su tiempo leyéndoselo hasta el final: AQUÍ.

Me indigno, estoy soltando espumarajos por la boca. Porque dentro del género, paranormal erótico, este tan de moda, hay cosas buenas, o pasables, o correctas, sin errores y que no son un insulto a la inteligencia. Con los tópicos del género pero aportando cosas nuevas. No esto, ¡no esto!

Queda abierto el debate chicuelos. Se admiten apuestas de los “Anónimos” que llegarán diciéndome que: “Abigail es una autora genial que todo el mundo debería leer y que lo que digo es por envidia y porque no sé escribir”. Ays, si vosotros supierais, señores y señoras anónimos.

¡Disfrutad!


3 comentarios:

  1. Bueno, está todo dicho de la vez que nos vimos. ¡¡¡Monstruo!!!
    El público enloquece.

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  2. Me ha sangrado la vista de leer lo poco que has publicado del libro, una basura total; gracias por salvarme de comprar esa porquerìa. :) saludos.

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    1. Me alegro de haberte disuadido. Hay muchos libros buenos por leer y muy poco tiempo, no lo malgastemos ;D

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