25 de agosto de 2015

Crítica: Daredevil, 1º temporada, o cómo hacer bien una serie de superhéroes.

La Netflix me tiene conquistada. En una televisión donde abundan los superhéroes, la diferencia, la distinción y lo interesante lo vemos en Daredevil.


No me gustan las series de superhéroes, las considero las nuevas series policíacas, o mejor, las series policíacas para jóvenes. Lo intenté con Arrow, pero estaba vacía, lo intenté con Gotham, y aunque en estética aprobaba el guion era para suicidarse. Menos mal que está Netflix, que no busca estirar un argumento poniendo gente guapa y cliffhangers churrescos, no, Daredevil es oscura, con un potente argumento, está muy bien narrada... Es una buena serie y además es de superhéroes. Sonreíd.

El piloto resulta interesante. Durante toda la temporada nos acompañan los flashbacks, ya no solo para contarnos el origen de Matt, sino para conocer cómo era en la universidad, con su padre, con su maestro... Al contrario que en otras series la información es complementaria e interesante, no de relleno (al menos casi todas las veces). Nadie ha dicho que sea perfecta.

El capitulo cuatro es un punto de inflexión. Por cómo nos lo enseñan, por el final, cuando se infiltra y va habitación por habitación, y la cámara está fija, mientras la acción transcurre en un plano que no vemos o lo vemos parcialmente. Es solo un ejemplo de que se sale de la norma audiovisual a la que nos tienen acostumbrados. Además mantiene unos colores muy apropiados, mucho gris, amarillo...


La historia está muy bien narrada, partimos de salvar el barrio de las bandas, de investigar quién es el que está detrás de todo, al eterno dilema del bien y del mal. Nos pintan al héroe y al villano bien cerquita, muy grises, aunque la diferencia es innegable. Humanizan a los villanos, contándonos sus motivaciones, no el poder por el poder. Igualmente se descubre que Daredevil no salva a la gente por lo bueno que es, tiene ese punto violento, ese "demonio". Contado parece simplón y estúpido, pero en la serie nos lo relatan con matices, con elegancia.

Los personajes, sabiendo que son estereotipos, juegan con ellos. Casi al final de la temporada, en uno de los últimos capítulos, consiguen engañarnos. ¿Sabéis la técnica que se usa cuando van a matar a un personaje, que parece que se despide de todos y empieza a tener más protagonismo hasta que llega su momento trágico? Pues bien, no solo no matan al personaje en cuestión sino que encima hacen algo sorprendente y relevante, y es una satisfacción inenarrable (guiño, guiño).
No todo son cosas buenas: Foggy es un petardo.
Sobre todo cuando se entera de que su mejor amigo es Daredevil. No sé vosotros, pero sabiendo que estás en un mundo donde hay superhéroes (porque la serie la relacionan después de los sucesos de Nueva York de los Vengadores), si te enteras que tu mejor amigo ciego es uno... te enfadas porque no te lo haya contado antes y luego inauguras su club de fans, ¿no? Yo lo haría. En fin, el capítulo dedicado a la amistad de ellos es insufrible, pero no todo iba a ser bueno.

Los villanos... Fisk es el malo por excelencia, pero me quedo con lahijaputa de la china, y su viaje "espacialmente largo". Me encanta la señora.


Las coreografías y las artes marciales están muy bien, no te pierdes en un borrón de movimientos confusos y hay algunos combates bastante limpios, lo que se agradece enormemente.

Mención aparte se merece la crudeza, tan impropia de las series de superhéroes. La violencia, la sangre... la asemejan más a una historia de mafiosos, oscura, que a una de superhéroes. Y es de agradecer porque ya que el tema es la corrupción, el narcotráfico y las mafias es coherente que sea así, y genial.

Y el traje... cómo se hace esperar. Mira que a Michael Cox le sienta bien el negro, pero el traje es el traje. Me ha encantado que por fin justifiquen el género del traje, de qué está hecho, es interesante.


Y nada, solo queda esperar a la segunda temporada y a más series de la Netflix, así da gusto, oigan.

¡Juzga por ti mismo!

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