Reseña: Cosas que escribí mientras se me enfriaba el café, de Isaac Pachón.
Las cosas que escribió Isaac Pachón son relatos de diferentes extensiones, muy adecuados para leer y disfrutar tranquilamente, con café o, en esta época estival, con un granizado.
A este libro le tenía ganas, estaba en mi lista de pendientes desde hacía tiempo. Además Isaac no paraba de hablar de él en sus redes —¡qué pesado!—, así que este book tour fue la excusa perfecta para que se me enfriara el café.
Y me he encontrado lo que esperaba encontrar. Como cualquier libro de relatos, unos te gustan más otros menos, unos te llegan más que otros, pero, en conjunto, el paladar que te deja este café es bueno.
Pero ¿de qué va? Hay historias de todo tipo. Seguimos a diferentes personajes, situaciones distintas, el tono cambia según el relato. Quizás el nexo, lo que homogeneiza estos relatos, sea la intención fabulesca y metafórica que tienen casi todos. Algunos más previsibles que otros.
Está escrito muy ligero. Da igual en la piel de quién estés ahora, seas una jovencita o un hombre mayor, el lenguaje y el estilo de Isaac Pachón es ligero, fluido, fácil.
Quizás, precisamente a propósito del lenguaje, he echado de menos estructuras más complejas o más vocabulario en alguno de los relatos. Es lo poco que puedo decir negativo.
Como hago siempre, me voy a quedar con algunos relatos. Bellini es una joyita, partiendo del manido put yourself in my shoes crea una historia entrañable que, como casi todas, te hace reflexionar aunque sea medio minuto. El gran Loussini es sin duda de mis favoritos, empieza contándonos un acontecimiento muy concreto y va ampliando el marco, y el final, ese final, inmejorable. Los libros que nadie quiere es una idea original que juega con la nostalgia, es bonito. El herbolario Abdul al-Fida se sale un poco de la norma, es cierto que el final lo puedes prever fácilmente, la gracia está en la ambientación, un buen relatillo.
Cada libro tiene su momento y no me canso de recomendar el relato en general, porque los relatos, bien escritos, te satisfacen mucho más que el libro de dos kilos y ochocientas páginas. Un relato es para consumo rápido, es un formato estupendo entre lecturas. No hace falta que te leas los libros de relatos del tirón. Te puedes leer uno, cuatro, cerrarlo. Y luego cuando lo vuelvas a abrir te sigue esperando, latente, como el aroma de un buen café, no tienes que hacer ningún esfuerzo para sumergirte en su lectura.
Lo que Isaac Pachón nos presenta son relatos realistas, cotidianos, situaciones y lugares de nuestro día a día, y su encanto es que alguna de ellas las vuelve especiales. Es una invitación a no tomarnos la vida tan deprisa. Que nos sentemos a tomar un respiro, un café.
Y, oye, además el libro es bien bonito, portadaza que se ha marcado Alfonso Casas. Se nota que es un libro hecho con buen gusto y dedicación. Vosotros veréis, aunque seáis más de té estos relatos os gustarán.
¡Juzga por ti mismo!
Está escrito muy ligero. Da igual en la piel de quién estés ahora, seas una jovencita o un hombre mayor, el lenguaje y el estilo de Isaac Pachón es ligero, fluido, fácil.
Quizás, precisamente a propósito del lenguaje, he echado de menos estructuras más complejas o más vocabulario en alguno de los relatos. Es lo poco que puedo decir negativo.
Como hago siempre, me voy a quedar con algunos relatos. Bellini es una joyita, partiendo del manido put yourself in my shoes crea una historia entrañable que, como casi todas, te hace reflexionar aunque sea medio minuto. El gran Loussini es sin duda de mis favoritos, empieza contándonos un acontecimiento muy concreto y va ampliando el marco, y el final, ese final, inmejorable. Los libros que nadie quiere es una idea original que juega con la nostalgia, es bonito. El herbolario Abdul al-Fida se sale un poco de la norma, es cierto que el final lo puedes prever fácilmente, la gracia está en la ambientación, un buen relatillo.
Cada libro tiene su momento y no me canso de recomendar el relato en general, porque los relatos, bien escritos, te satisfacen mucho más que el libro de dos kilos y ochocientas páginas. Un relato es para consumo rápido, es un formato estupendo entre lecturas. No hace falta que te leas los libros de relatos del tirón. Te puedes leer uno, cuatro, cerrarlo. Y luego cuando lo vuelvas a abrir te sigue esperando, latente, como el aroma de un buen café, no tienes que hacer ningún esfuerzo para sumergirte en su lectura.
Lo que Isaac Pachón nos presenta son relatos realistas, cotidianos, situaciones y lugares de nuestro día a día, y su encanto es que alguna de ellas las vuelve especiales. Es una invitación a no tomarnos la vida tan deprisa. Que nos sentemos a tomar un respiro, un café.
Y, oye, además el libro es bien bonito, portadaza que se ha marcado Alfonso Casas. Se nota que es un libro hecho con buen gusto y dedicación. Vosotros veréis, aunque seáis más de té estos relatos os gustarán.
¡Juzga por ti mismo!
No lo conocía y parece curioso, gracias por la entrada :D
ResponderEliminarBesitos ^^
Gracias a ti por pasarte y leerla ;)
EliminarUn abrazo!!
Los libros de relatos no me llaman mucho la atención pero tampoco descarto leer este libro cuando consiga disminuir mi lista de pendientes.
ResponderEliminarSaludos!
Todo tiene su encanto. Es más fácil contar algo teniendo doscientas páginas para hacerlo que cuatro. Y hay relatos que solo en cuatro páginas te atrapan y tienen una calidad literaria tremenda. Yo te animo que pruebes este formato, primero con el género que te sientas más a gusto y luego ya experimentas :D
EliminarHola, descubro tu blog gracias al BBT del que formo parte. Yo he reseñado hoy.
ResponderEliminarCoincidimos en muchas cosas, y el relato del ilusionista también me encanta.
Bueno, aprovecho y me quedo como seguidora y te invito a seguir el mío.
bsos!