20 de octubre de 2013

Reseña: Beautiful Stranger, un desconocido encantador (Beautiful Bastard, 2) de Christina Lauren.


Lo peor de este libro, como del primero, es el desenlace. Aun así es una lectura fresca, real y muy pícara.

Que un hombre misterioso de metro noventa y cinco, tremendamente guapo, por supuesto, te cite en un almacén y te llene la estancia de espejos con un diván en medio para que veas cómo frungís desde todas las perspectivas… Eso no es muy real. Está bien, eso no, eso es la magia de la literatura. Me refería a los personajes, las reacciones, los diálogos… Max y Sara los protagonistas de esta segunda parte son más cercanos que el primero, mucho más normales, quitando ciertas tendencias, que sus amigos Chloe y Bennett.

Para empezar esta historia no es tan idealizada como la becaria y su jefe buenorro. Esta pareja se conoce en una discoteca, que luego, por azares hollywoodienses, se vuelve a encontrar, claro, sino no habría libro, pero la personalidad de cada uno se acerca más a la media. Quitando, claro está, que son ricos. De hecho, con las fiestas de recaudación, y ya que está ambientado en Nueva York, en algunos pasajes era como volver a un capítulo de Gossip Girl.

Sara, la protagonista femenina, acaba de mudarse a Nueva York donde la empresa de Bennett (del primer libro) acaba de abrir su primera sede. Además, acaba de cortar una relación de seis años con un hombre diez años mayor, político en ciernes que sólo la quería por su apellido (ya que ella es una celebridad en el sur porque sus padres son dueños de una cadena de grandes almacenes)… En fin, que llega a Nueva York con ganas de cambiar de estilo de vida. Y en el lado inverso tenemos a Max. Este personaje me ha encantado, es un cielo y un buen hombre. Goza, o sufre, más bien, de la misma imagen de mujeriego que también tenía Bennett, algo que no termino de entender. Por lo demás es un hombre normal, británico, que comercia con arte, rico y que juega al rugby… Sí, un partidazo, como buen protagonista masculino de novela erótico/romántica.

El regusto que me ha dejado este libro ha sido mejor que el primero. Os acordáis que del primero dije que los encuentros sexuales estaban como sacados del manual de fantasías típicas de mujeres. Los encuentros de Max y Sara son mejores, más espontáneos y tienen un punto más perverso, no tan soft como Chloe y Bennett. Porque a Sara la gusta que la miren, la excita hacerlo en público, y eso Max lo sabe y lo potencia.

También me ha parecido más cercano y muy bien descrita la lucha interna que mantiene Sara por no enamorarse de Max, en mi opinión mejor justificada que el empeño de Chloe por huir de Bennett. Ojo, más justificada no quiere decir original. Porque no hay nada original en este libro. Pero, como estoy harta de repetir, me da igual que me cuenten la misma historia, lo importante es cómo lo hagan.

Las autoras han creado unos personajes, quizás menos carismáticos que los del primer libro,
pero más interesantes, potenciando la empatía con el lector. Manteniendo una forma de escribir fresca, natural, huyendo de complicadas estructuras, vuelven a alternar capítulos de la chica con los del chico. Igualmente conservando más importancia los de Sara que los de Max, por lo que las estrangularía. Porque Max vuelve a gustarme más que Sara. ¿Qué pasa? ¿Que las autoras quieren dejar claro que los problemas los creamos las chicas, que los chicos son en realidad príncipes aguardando en su corcel? ¡Venga ya! La figura de la chica, de Sara, puede ser real pero es una petarda. En cambio, la del protagonista masculino está idealizada, porque está perdidamente enamorado de ella y es más bueno y noble que el pan. Que un pan noble, quiero decir. No me quejo, en absoluto, de eso. Para algo leo novelas de este tipo, por los finales felices. Pero, me gustaría que hubiera más equilibrio. Digamos que la chica siempre tiene más matices que el hombre, en estas dos novelas. Nadie es perfecto.

Precisamente el final vuelve a ser lo peor del libro. Lo temía. Temía esa estructura manida y odiosa de: se enamoran, intentan huir de los sentimientos, se dan cuenta de que no pueden, se arrejuntan, suceso inesperado que hace que se separen, se reconcilian y comen perdices. ¡JODER! Me estaba llamando la atención que Sara, con todas sus cosas, fuera comprensiva con Max en varias ocasiones, confiara en él. Hasta el final, claro. Porque sino las autoras no saben como acabarlo (FFFUUUUUUUUUUUUUUU).

Esta vez pasa algo totalmente predecible que hace que Sara en vez de hablarlo con él, como personas adultas, le quiera sacar de su vida. No digo que no se enfade, simplemente que hable con él. Pues no. Apaga el móvil, no lee sus correos y sale a emborracharse. Hola Reina del Drama, ¿qué tal? Por supuesto, todo tenía una explicación más que razonable. No como el enfado de adolescente rubia y estúpida que sufre Sara. Desde luego, vuelve a ser digno de una peli romántica interpretada por Patrick Dempsey, por ejemplo.

No todo es malo, el resto del libro está bien. Es una lectura ligera y amena y los personajes, quitando el enfado tonto del final, están correctamente presentados. Las escenas eróticas mantienen la tendencia del primero, son evocadoras, visuales, sin pasarse de gráficas. Sigo recomendando esta saga, aunque odie los finales made in Hollywood.

¡Juzga por ti mismo!

2 comentarios:

  1. Tengo pendientes los dos primeros, por como los pintas de bien no tardaré mucho en leerlos. ¡Besos!

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    Respuestas
    1. Pues sí, te lo recomiendo como lectura ligera. Yo también leí varias reseñas positivas y merecen la pena. Si las protagonistas fueran menos petardas todo sería mejor ;D

      Ya me contarás qué te parece.

      Un beso!

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