21 de agosto de 2013

Crítica: True Blood, sexta temporada. Incoherencias innecesarias


Una temporada para olvidar con un final tan gratuito como inesperado. ¿Qué chorradas se les ocurrirá para la séptima, y esperemos última, temporada? ¿En qué momento creyeron que reemplazar a Alan Ball por Brian Buckner era una buena idea?


Cero expectativas tenía, después del horror absurdo de la quinta temporada. Pero parece que todo se puede superar. Es cierto que esta temporada ha estado más entretenida en cuanto a acción se refiere. Sin embargo, argumentalmente no hay por dónde cogerla. Las incoherencias desfilan tan campantes en todos los capítulos con la misma libertad que el circo de criaturas cada vez más extravagantes (vampiro-hada, claro) creadas en esta ficción vampírica de la HBO.

Lejos ha quedado la historia de la humilde camarera telépata, que tiene un rollo raro con su jefe y se enamora de un vampiro recién llegado al pueblo tras salvarle la vida de los drenadores. ¿Os acordáis? Cuando la fidelidad al libro, en donde se basan aunque parezca mentira, iba más allá de una tonta coincidencia en los nombres de los personajes. ¡Qué tiempos!

Esta temporada empieza justo donde lo dejó la anterior. Con Bill convirtiéndose en un dios y yendo contra sus amigos. En fin… Evolución del personaje lo llamarán. Menos mal que luego de cara al final lo arregla un poco intentando salvar a Sookie y volviendo a ser el de antes.


Tenemos dos tramas importantes, por un lado el gobierno humano con armas, aparentemente, potentes contra los vampiros, que crea un campo de concentración e investigación donde “torturan” a los vampiros. Por otro, Warlow. Primero malo, luego bueno, luego… ¡Pues eso! Este personaje intentaron darle un misticismo que no han conseguido. Intentaron que nos creyésemos la relación que tenía con Sookie, en absoluto convincente, intentaron que nos importara… se equivocaron.


Donde más incoherencias nos encontramos es en el desarrollo de la trama contra los humanos. Bill es prácticamente invencible y encima tiene premoniciones, eso por un lado. La hermana de Eric camina por el bosque, pulula hacia su final hasta que la capturan. Muy gratuito. Eric convierte a la hija del político para luego entregársela a su padre recién nacida, algo que no tienen ningún sentido porque, como todos sabemos, los recién nacidos tienen un hambre voraz, y para lo único que sirve es para que su padre decida encerrarla. Luego Eric decide entregarse sabiendo que Pam ha sido capturada, así, sin ningún plan en mente. Le capturan, se deja encerrar y le hacen daño. Fin del plan de rescate. Jason intenta infiltrarse para salvar a Jessica. Creo que puedo seguir durante al menos un día… Todo son incoherencias que se podían haber solucionado matando a todos y saliendo por la puerta. ¡Exacto! Matar a todos los humanos malos y yéndose por patas. Sí, sí, como luego hacen a pleno día, pero que les da igual porque están en un subterráneo. ¿Por qué no lo han hecho antes? Así nos hubiéramos ahorrado la escena absurda de Bill desangrándose por la causa, como intentando dar más dramatismo. ¡Joder! Son vampiros con supervelocidad, se podían haber escondido, o mejor, podían haberlo hecho de noche. En serio, es un insulto a los espectadores. Ya que nos estás metiendo vampiros con un montón de habilidades raras y con una determinada personalidad, ¿por qué no tratas de mantenerlo hasta el final?


Se me ha olvidado la subtrama de Alcide como líder de manada. Algo que tampoco entiendo. Es Alcide, es bueno por naturaleza, no tiene ni pies ni cabeza esa maldad asesina humanos que le sale de repente, ni siquiera tendría que justificarse ante su manada y menos por humanos.  ¿Que no tiene sentido? Pues ahora sí. Hala, toma del frasco.

Y mientras tanto Sookie conoce a su abuelo Niall, un superhada que luego desaparece sin dejar rastro y nadie se acuerda de él, reapareciendo oportunamente en el último capítulo. ¡Tachán! Estaba ahí, todo el tiempo. Porque sí, también. Y cree que se enamora de Warlow. Retirando antes su invitación tanto a Eric como a Bill.


Creo que no me dejo nada relevante. Lo de Terry, pero bueno, según la última temporada es lo único que tiene algo de coherencia. Muy emotivo. De hecho, creo que el capítulo nueve ha sido el que más me ha gustado. Por intercalar las escenas de acción, de vida, de la fuga de los vampiros, con el funeral, con la muerte, de un humano. Irónico, metafórico, hasta poético comparado con el resto.

El hilo argumental está lleno de contradicciones. Es cierto que hay suspense, que te dan ganas de ver el siguiente capítulo. Que al fin y al cabo es el fin de una serie. Pero es una sexta temporada, tenemos que esperar un cierto nivel. Que no cumple. ¿Os acordáis cuando en la crítica de la quinta dije que el único que se mantenía coherente era Eric? Pues en esta ni eso. El vampiro vikingo hace cosas que no son propias de él, cosas que he comentado más arriba para acabar tomando el sol en Suecia desnudo leyendo… Y aquí vienen las hipótesis. Y la jugada maestra de la HBO para que no hablemos de lo mala que se está volviendo la serie y sólo pensemos: “¿Estará vivo? ¿No puede morir, no?” Y cosas por el estilo. Acompañadas de “lo salvará Pam”, pero no sé cómo van a solventar ese hueco porque si es por la sangre de Warlow, a todos les pasa lo mismo, aunque Eric haya tomado más. En fin… Es una tontería encontrarle un sentido.


Lo que más me ha llamado la atención es que la acción, el desenlace de la temporada, lo acabaran en media hora. Y el resto del capítulo se dedican a un “seis meses después” de lo más innecesario. Atándose, así, al mismo argumento, que son los vampiros casi zombies del último fotograma. Lo que he dicho, un circo de criaturas elevada al máximo exponente de lo absurdo. Porque también tenemos que tener en cuenta, por la manía esta de encontrarle un sentido, que los vampiros han sobrevivido ¡ocultos! siempre, hasta que apareció la sangre embotellada. ¿Ahora se van a dedicar a hacer masacres?


Esta temporada, no voy a mentir, ha sido entretenida, con momentos muy gratuitos, como ver a Bill arrancar la cabeza al politicucho sin más miramientos. Pero, de lo que ha sido a lo que se ha convertido, hay un claro declive, cayendo en picado. Con un elenco que fluctúa según les conviene y una buena historia de fondo, porque los libros están realmente bien, no han hecho más que ponerlo en manos de Brian Buckner y destrozarlo por completo. Muy listo Alan Ball yéndose justo a tiempo.

¡Juzga por ti mismo!

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