Reseña: El océano al final del camino, de Neil Gaiman. Para niños y adultos.
Aventuras, fantasía… Este libro
nos traslada a la ingenuidad de nuestra niñez y a nuestra nostalgia más adulta
acompañados de gatos, monstruos, poderes y un lago que puede ser un océano.
Este libro es el primero que leo
de este autor. Le tenía muchas ganas porque lo he visto recomendado en mil
partes, aunque quizás en España no haya obtenido la relevancia que se merece.
Que la editorial Roca lo situé dentro de su colección genérica y no en la línea
de juvenil ya es un comienzo negativo.
El océano al final del camino nos
lleva a nuestra infancia. A mí me ha recordado a la fantasía más clásica que
descubrí cuando era una niña de la mano de Marianne Curley. La historia es
sencilla, el protagonista es un niño que por azares del destino acaba en la
granja de sus vecinas, las Hempstock, tres generaciones de féminas que desde el
principio dan muestras de tener algún poder, pero que en la mente del protagonista
de siete años no es nada y simplemente se hace amigo de la menor Lettie, que en
apariencia tiene once años.
No voy a contar nada más de la
trama, es un cuento, es fantasía, tenéis que descubrirlo, tenéis que
sorprenderos. Está en primera persona y desde el punto de vista del niño que
tiene siete años, salvo al principio y al final donde volvemos al presente. Su
lectura es ligera e intrépida y su lenguaje a pesar de ser rápido no es
simplón, algo que es de agradecer.
Me está resultando muy difícil escribir
la reseña de este libro, simplemente me ha gustado mucho. Y no soy, en
absoluto, fan de los libros protagonizados por niños, digamos que esa
ingenuidad llega a crisparme. Con este me ha ocurrido al principio, pero en
cuanto conoce a Lettie, desatan al monstruo y las acciones se suceden, sólo
podía pensar en la historia, en lo bonito que es jugar en el bosque y en los
terrores tan reales que tienes de niño. Qué cursi, lo sé.
Y es que aunque un niño puede
disfrutar a la perfección de esta lectura, los detalles son para los adultos.
En internet repiten una y otra vez la cita, así que es absurdo ponerla, me
quedo con el mensaje de que los adultos siguen sus rutinas y sus caminos,
mientras que los niños se dedican a explorar otras vías alternativas.
Es mágico como está tratada la
visión del niño de la vida de los adultos, ingenua, sí, pero también práctica.
Como dice él mismo, los niños son los más egoístas, el mundo gira alrededor de
ellos debido a esa visión parcial que tienen de la vida. Aun así es inevitable
no encariñarte con los personajes. Con los buenos, no con los monstruos.
Las descripciones son ricas y
para nada extensas, son visuales y poéticas al mismo tiempo. Logrando un
equilibrio envidiable a la hora de transportarnos a ese océano.
Joder, leedlo. El final posee una
nostalgia casi tangible de esos años de niñez, pero es admirable el recurso que
utiliza para explicarnos el desenlace, la memoria… Es natural sin necesidad de monólogos
reveladores. Yo creo que por eso transmite tanta nostalgia, porque ves al pobre
protagonista ya con cuarenta y tantos, recordando, y cómo vuelve a su vida, e
inevitablemente prefieres a ese niño de siete años paseando por el bosque
acompañado de Lettie.
En serio, tenéis que leerlo. A los amantes de la fantasía, sobre todo. Pero a nuestra generación que ha
crecido con Harry Potter y ha conocido novelas juveniles de verdad, de
aventuras (no las de ahora cuyas protagonistas son adolescentes y petardas), de
las que te descubren mundos donde prima la amistad, no el triángulo amoroso de
turno. Para nosotros y también para los más jóvenes porque hacen falta más
libros de fantasía clásica.
¡Juzga por ti mismo!
Yo no lo he leído todavía, pero estoy deseando hacerlo, así que paso muy de puntillas por la reseña ;)
ResponderEliminarEstoy segura de que me encantará.