7 de enero de 2016

Camino de las estatuillas: Crítica de Joy, de David O. Russell.


Viéndola sin haber leído nada sobre ella y sabiendo bien poquito, Joy es una película amable sobre abrirse camino, pero se queda lejos de ser espectacular y con gancho, como sí consiguió David O. Russell que fueran The FighterEl lado bueno de las cosas o La gran estafa americana.

Para quienes tengan dudas y, como yo, no saben bien de qué va esta película, la resumo. Joy, Jennifer Lawrence, es una mujer adulta con hijos. En su casa vive su madre (una mujer frívola que sólo ve telenovelas en la cama), su exmarido (un músico frustrado que vive en el sótano), su abuela (una gran señora que alimenta sus sueños) y sus hijos, claro. Bueno, y su padre, Robert De Niro, divorciado de su madre y que al romper con su última novia se queda sin donde vivir. En fin, un carrusel de personajes que gira en torno a la protagonista, una mujer que está presa de su propia vida, pero que de pequeña ya tenía cualidades imaginativas y que no entró en la universidad por quedarse a ayudar tanto al negocio paterno como a sus padres con el divorcio. Puestos en situación, la película nos cuenta cómo Joy, al margen de no tener cómo pagar las facturas, se centra en la creación de su invento y su lucha por venderlo. Toda una emprendedora.


La película no acaba de explotar. Aunque consigue entretener y que en dos horas no mires el reloj, esperaba más de este director por lo que nos tiene acostumbrados. Que no quiere decir que no me haya gustado, pero me ha dejado a medias. Jennifer Lawrence tampoco ha conseguido llenarme, nada que ver con sus interpretaciones en las dos películas anteriores de O. Russell (por las que fue nominada y ganadora de globos de oro y Oscar), y estoy pensando y no sé bien a qué achacar el fallo. Aunque hay una escena muy Lawrence, en la que por su mirada, los que seguimos su filmografía, ya sabemos que va a disparar.


No es por el personaje, porque este director, o sus historias, nos tiene acostumbrados a hacer roles bastante corrientes con alguna excentricidad. Quizás me ha faltado un punto más de humor, o que la historia avanzara más en el tiempo y no sólo se centrara en el principio, principio de la carrera de Joy como inventora; quizás la historia es muy lineal narrativamente hablando, porque sabemos cuándo va a fracasar y cuándo no. Quizás falta más imprevisibilidad, más sutileza y sobra manual. Es complicado.


Eso sí, hay que reconocer que retrata a la perfección lo que es lanzar un producto tuyo, la gente alrededor que te dice que no lo vas a conseguir, los que te intentan aconsejar (mal), los intermediarios que te engañan y quieren sacar tajada... Están todos, y la frustración del que crea y no puede bajar más los precios porque, si no, no le llega. La trama, en ese aspecto, es irreprochable. 

Me extrañó también que el personaje de Bradley Cooper tuviera tan poca relevancia. Vale que le da una oportunidad, pero... Es muy descafeinado, está desaprovechado. 


La fotografía y la banda sonora mantienen el nivel de las anteriores películas, eso es intachable.

Pensándolo ahora, me sobra ñoñería, que tampoco es propia del director. Momento drama cuando muere la abuela, y los flashbacks de la Joy niña, recordando su infancia y todo lo que no ha conseguido... 

La verdad es que no sé si recomendarla, es entretenida, supongo que ahí sí está la esencia de O. Russell, porque cualquier otro director la hubiera convertido en una peli de Antena 3, pero ya os digo que no termina de eclosionar. Veremos qué pasa en los globos de oro y en los Oscar.

¡Juzga por ti mismo!

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