17 de marzo de 2016

Crítica: Deadpool, de Tim Miller. ¡Polla, coño, hijo de puta!


Deadpool, la peli gamberra de superhéroes, sigue cosechando buenas críticas y carcajadas. Qué queréis que os diga, esto no es lo primero porque no me sacó lo segundo.


Antes de que saquéis vuestros prejuicios a pasear, voy a enfatizar, subrayar y destacar en negrita que sí me gustan las pelis gamberras. Todos los géneros tienen su momento y soy capaz de disfrutarlas y de reírme con ellas. Acto seguido puede que penséis «bah, a saber qué pelis gamberras ha visto esta». Bueno, pensad lo que queráis.

El caso es que Deadpool, la peli de superhéroes para mayores de 18 años que ha levantado el revuelo de padres que no saben leer, es insustancial, con un guion inexistente y una violencia (que nos vendieron) muy soft.


Antes de que empecéis a soltar mierda por la boca, no esperaba ver una peli de Aronofsky o von Trier. Tenía bien clarito en qué sala me había metido, y quería disfrutar y reírme de la dichosa película, pero apenas sonreí en un par de secuencias que ahora mismo no recuerdo de lo mucho que me marcaron.


El principal problema que le veo es el humor. Lo sé, tema peliagudo y harto subjetivo. Voy a intentar explicarlo con ejemplos, para que lo entendáis. El humor de Deadpool no pasa de frases como: «no estoy acostumbrado a decir esto, pero no te lo tragues». La apología sexual se repite una y otra vez con pésimo gusto y en sentido unidireccional. ¿Sentido unidireccional? Sí, todo son «bromitas» a costa de la tía de turno. Y no me jodáis, que el tío es suficientemente patético en el resto de aspectos de su vida como para que también se hagan bromas sexuales a su costa. Las bromitas no pasan de chistes verdes, muy teen todo.


Y no es justificable con: el tipo es así, porque es así en los cómics. Una peli de humor tiene que ser equilibrada. Por ejemplo: una película con dos amigos, uno judío y el otro deportista, y el deportista siempre hace chistes de judíos. Si sólo pasa eso estamos ante una bazofia infinita. Afortunadamente los guionistas suelen ser mayores de edad y hacen que el judío sea irónico y se meta con el deportista con chistes que éste no entiende. Ahí está el equilibrio. Analizar cualquier película de humor, todos tienen su espacio. American Pie, por ejemplo, ¿os imagináis que durante toda American Pie solo hiciera chistes Stifler? ¿O si en Cómo conocí a vuestra madre todo el humor lo hiciera Marshall? ¡Pues eso!


Pero hay películas con solo chistes sexuales que funcionan; sí cualquier película de Seth Rogen y James Franco, o de Jonah Hill; pero estos, amigos, son patéticos, y las bromas siempre recaen en su persona.


Qué nos encontramos en Deadpool: un tío patético, no muy listo, que se ríe de los demás, con poco ingenio —en algún sitio tenían que mantener la coherencia con el personaje—.


¿Cuál es el problema real? Que no he podido pasar por alto el cuestionable humor porque la historia, el guion, la trama, está hueca. Resumiéndose en: un tío liga y se enamora de una prostituta (por eso de ser para mayores de 18, era el siguiente escalón a camarera) y todo es felicidad y sexo desenfrenado hasta que le diagnostican cáncer. Total, él hace un conocido «soy mi propio monstruo» y en un ataque de altruismo se separa de ella para que no le vea morir. Pero por casualidades de Marvel se encuentra con un tipo de lo más raro —que cualquier persona que se lo cruce se va en dirección contraria— y después del mismo chiste pederasta le llama y se va con él. Se va con él porque «le pueden curar» y sacar su lado mutante, algo que quieren para formar su propio ejército de No me voy a currar más esto sólo somos un ejército de malos. Ah, sí, mencionan a Hidra como para darle más enjundia. Total que le torturan para sacarle su vena mutante. Le tortura el aborto de Daario, ¿sabéis, no? —que protagoniza la mejor escena erótico festiva, fuego y manguera en mano...—. Que es despiadado y le ha cogido una manía MUY gratuita. El protagonista, muy cabreado porque ha perdido su belleza generadora de suspiros y cansado de que le toquen los cojones —no literalmente, ¡puf! Es un hombre, solo le torturan simulando un ahogamiento, ¡bah!—, pues vuela todo por los aires, y hay un intento de lucha heroica entre el fuego y escombros que se queda en intento. A partir de ahí él sigue a su prostituta, pero no se acerca a ella, porque como está tan feo teme el rechazo, ya que su relación se sustentaba en la belleza, ¡por supuesto! Y su propósito es encontrar a quien le ha dejado, o sea, feísimo para matarlo por dejarle feo —en serio, es que es estúpido—. Total, lo encuentra, aparecen dos Xmen, luchan, vence «la belleza está en el interior» y se besan.

           
No sé si habéis pillado dónde está el problema. Espera, que os lo resumo mejor: el conflicto es mierda pura. Entonces, si juntamos trama de mierda con chascarrillos de adolescentes nos queda bodrio monumental.


Lo único que podría salvarlo, a mi modesto entender, hubiese sido la acción. Pero es que ni eso, chavales. Para empezar la película empieza con una persecución en coche —sí, lo sé, es todo muy loco y muy original—. Hay secuencias graciosas, sí. Hay un tío que lo lanza por los aires y se queda pegado a una señal y luego al rato cae al suelo… sí. Y la violencia, tanto que es para mayores de 18, en fin… Quitando algún cachito de seso que sale en una toma en 3D absolutamente necesaria, hay poca violencia gráfica. De hecho es más violenta Daredevil, que las situaciones son más crudas que este despropósito.


Entonces, si no es una peli violenta de superhéroes ni una peli graciosa de superhéroes, ¿qué es? Pues para eso, amigos, no tengo respuesta. Los efectos especiales ni siquiera compensan que haya pagado por verla en el cine. Y la escena después de los créditos, previsible no, lo siguiente.

Comentando después con otra gente, a mi argumento de: «prefiero lo absurdo de Kick-Ass y el humor de Los guardianes de la galaxia», me contestaron que Los guardianes de la galaxia es para niños. ¡Para niños! Pero, yo pregunto, ¿hay algo más infantil y más adolescente que chistes reiterativos de mamadas?



Yo comprendo que guste por ser gamberra, y porque rompe la cuarta pared. El hecho de que la peli sea consciente de su naturaleza (y falta de presupuesto) y haga referencias al resto del mundo es un punto a su favor. Pero estos detalles no justifican una trama flojísima y el despilfarro de bromas unidireccionales. ¡El personaje es así!, me podréis decir. Y yo os contestaré que para eso están los guionistas, para respetar al personaje original y añadir lo que falta con los secundarios. En cualquier caso, esta era una película que podía haber sido mucho más. Parece que han pensado «como tenemos un personaje con tirón, ¿para qué vamos a molestarnos en lo demás?»


Así que, como conclusión… Deadpool es una peli vendida para mayores de dieciocho hecha por mentes menores de dieciocho. Y si tengo que halagarla por algo es por la estupenda campaña de marketing y todos esos carteles molones que han hecho.


Hala, podéis decirme ya lo equivocada que estoy, pero ¿sabéis qué? Que os jodan.



¡Juzga por ti mismo!

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