Reseña: Tormenta (Saga Harry Dresden,1) de Jim Butcher
Tormenta, primer libro del
personaje Harry Dresden, es una novela policíaca paranormal. El protagonista,
Harry Dresden, es un mago de verdad (de los que hacen magia, no ilusionismo)
que vive en Chicago y se gana la vida ayudando a la gente cuando tienen problemas
peculiares (como, por ejemplo, desapariciones misteriosas), aunque, realmente,
la principal fuente de ingresos de Harry es la policía, para la que trabaja de
inspector asociado.
El libro comienza con un doble caso en el que Dresden
tendrá que encontrar al marido perdido de una mujer y resolver un anormal
asesinato para su amiga la detective Murphy. No es un planteamiento muy
novedoso, pero el toque mágico prometía un cierto encanto.
Francamente, esta novela ha sido
un chasco. Empecé a leerla con escepticismo (no te puedes fiar de las
rutilantes críticas de la contra) y las primeras páginas me encandilaron rápido.
Harry, que narra la historia en primera persona, es un tipo irónico, chisposo y
con un montón de frases ingeniosas que hicieron que me riera y me ilusionara a
partes iguales.
Oh, cielos, ¡qué error!
Pasé de llegar corriendo con el
libro en la mano para decir: “¡Mira, lee! ¡Qué gracioso!”, a llegar corriendo
con el libro en la mano para decir (tirándolo sobre la mesa): “¡Valiente
mierda!”.
La novela es un sube y baja, una montaña rusa
que tiene su mayor y más impresionante caída al principio, para luego continuar
con ondulantes curvas insípidas, más propias de una atracción de la zona
infantil. Ñe.
Pronto, Harry deja de ser un
ingenioso mago lleno de chascarrillos para convertirse en el típico detective
patético y lleno de altibajos emocionales, cuya única diferencia con un duro de
novela especialmente barata es que Harry tiene trato con fuerzas mágicas y él
no. Y ya. Además de eso, Dresden se revela como un hechicero muy superior a la
media (lo que crea un contraste un poco incoherente con su lastimosa vida), que
a veces reacciona incomprensiblemente sin llegar a ese toque random tan
hilarante, con una facilidad para gustar a las chicas que tampoco termina de
cuadrar y que se cruza con una serie de criaturas sobrenaturales que parecen
estar hechas con el mismo patrón: el del guasón, grosero e incorrecto
secundario. Un papel especialmente pensado para un geniecillo interpretado por Danny
DeVito.
Desarrollo de los personajes aparte, la trama avanza fatigosamente hacia un final previsible. Muy previsible.
En las novelas de detectives, a la hora de saber quién es el malo, hay dos
opciones: o es uno de los múltiples personajes presentados o es un completo
desconocido. Obviamente, la segunda opción es la menos indicada (y la menos
recurrida, salvo en los casos en los que lo realmente interesante es cómo se
solucionó el crimen –Véase Sé lo que estás pensando), ya que cabrea al lector,
pues él quiere adivinarlo, a la vez que el protagonista, quién puede
haber cometido el crimen. Pero, ¡ah, amigo!, situar todas las cartas sobre la
mesa y que no se te vea el plumero no es fácil. Eso, exactamente, es lo que
pasa aquí. Si el autor se hubiera sacado un malo de la manga, todos le
habríamos abucheado sonoramente. Lo que hace, entonces, es cargar las culpas a
uno de los personajes presentados, y eso, a su vez, provoca que el lector,
antes de tiempo y por simple descarte, vea (más o menos) claramente quién es el
asesino y cuáles son sus motivos. En fin, una chapuza.
Por último me queda destripar el
universo mágico de Harry Dresden. Qué puedo decir, no tiene nada de especial.
Explica la magia de forma clásica y por encima, sin hacerla, a mi gusto,
mínimamente interesante. Recurre a criaturas, demonios, magos, consejos, varas,
familiares, conjuros y pócimas, todos los elementos para una buena historia de
brujería, pero, sin embargo, se deja lo más importante: la personalidad de todo
esto, eso que hace que no suene a más de lo mismo. Y si no, para los que os lo
hayáis leído, pensad en El Nombre del Viento. Patrick no usa nada nuevo, pues
esas ideas ya tienen sus miles de años, lo único que hace es mezclar, dar forma
y personalidad, y es de los pocos libros sobre fantasía que han conseguido
gustar al más antifantástico porque “la magia tiene sentido”. Harry Dresden no
lo tiene. En absoluto.
En resumen, personajes flojos,
previsibles, con reacciones de plantilla y simplonas, un universo anodino y sin
gracia, una trama poco atractiva y un final escrito pensando en una peli de
acción con visos a saga hacen de Tormenta el primer y último libro que me
pienso leer de Harry Dresden.
PArece que ultimamente no lees ningun libro bueno:(
ResponderEliminarNi que lo digas! Decepción tras decepción. Qué pérdida de tiempo más grande!!
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