Vestigios
Hay días que estás más expuesto. Días que tus defensas caen
y te sientes vulnerable. En los que un gesto insignificante adquiere un
protagonismo absoluto. Juzgamos desmedidamente actos irrelevantes, y
enardecemos las más comunes de las sensaciones.
Y aquí estoy, otra vez, sobre todo si lo que promete irse no
termina de hacer las maletas. El aire sigue siendo frío, aunque ya hay
vestigios de primavera en el cielo. ¿Volverá la calidez? Si no, a qué jugamos.
¿Somos nadie o somos nosotros?
De noche, cuando la oscuridad tapa y esconde los motivos y
los latidos, pienso y temo que nunca te hayas ido, que sigas latente.
¿Esperando qué? Luego respiro hondo y me autoconvenzo de que sigo viendo humo
cuando ya no existen ni las ascuas.
Pero consigues escabullirte y colarte. Molestándome, ya no
tu insistencia sino mi respuesta. Casi instantánea, como si la que estuviera
esperando fuera yo. E impulsivamente giro la rueda, aferrándome a algo sin
sentido. Que puede que sea mi imaginación o sea tangible. Porque continúas
aquí, aunque ya te hayas ido.
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