17 de noviembre de 2013

Sara & Max

Aún me temblaban los dedos. Así era diferente, en mi apartamento, sin otro testigo que una cámara. ¿Qué iba a enseñarle esa noche? ¿Mi cuerpo? ¿O todo lo que guardaba bajo la piel: mi corazón, mis miedos y el salvaje y pulsante deseo que sentía por él? Oí el chasquido del obturador seguido de la voz profunda de Max. 
—Verte tan nerviosa me hace pensar que no sabes que estoy enamorado de ti.
Lo miré con los ojos abiertos como platos y las manos paralizadas. Clic.
—Vale.
Se mordió el labio y lo soltó para esbozar una sonrisa perversa.
—¿<<Vale>>?
—Sí —volví a los botones y desabroché uno de cada vez. Luchaba por contener la sonrisa más grande del mundo. Clic.
—¿No vas a decir otra cosa que <<vale>>? —preguntó al tiempo que me echaba un vistazo por encima de la cámara—. ¿Te digo que te amo y ni siquiera recibo un <<gracias>> o un <<qué amable eres>>?
Dejé que la camisa cayera al suelo y le di la espalda antes de empezar a desabrocharme el sujetador (clic) y arrojarlo al suelo. Clic. Clic. Bajé la cremallera de la falda y la arrojé al suelo con el resto de la ropa mientras me daba la vuelta para mirarlo.
—Yo también te amo —clic—. Pero estoy aterrorizada.
Max bajó la cámara y me miró fijamente.
—No quería enamorarme de ti —le dije.
Dio un paso hacia delante.
—Si te hace sentir mejor, has luchado contra ello con todas tus fuerzas. 


(Beautiful Stranger, Christina Lauren)



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