15 de marzo de 2016

Reseña: Novelas cortas de intensa ficción Num.1


El ejemplar que tengo entre mis manos son 4 novelas cortas en un solo volumen. Un volumen grandecito. Dos novelillas de aventuras y dos de terror. Entretenimiento para todos los gustos, vaya.


Dejando de lado las frases con soniquete publicitario, aunque es un ejemplar muy chulo —este libro entra absolutamente por los ojos—, voy a reseñar novelilla por novelilla, en orden de aparición.


Las increíbles aventuras del licenciado Gustavo K. Hunter, de Alberto Berjón.

Esta historia es la más graciosa de las cuatro. Graciosa en el mejor de los sentidos, con un protagonista que tiende hacia lo absurdo y que consigue sacarte varias sonrisas mientras tiene que lidiar con cangrejos gigantes y demás adversidades.

No sabía muy bien qué esperarme. Berjón ya nos había avisado de que había tirado los dados, y tenía dudas de si nos gustaría. En fin... Es muy divertida. 
Complicado resumirla sin desvelar más de la cuenta. El protagonista es alguien que se lleva mal con todo su equipo y que se ve envuelto, por un descubrimiento submarino él es licenciado, ya lo dice el título—, en una serie de acontecimientos que superan su realidad.

La narración es fluida; el autor sabía que lo importante es lo que ocurre, no entrar en florituras del lenguaje, y eso, junto con la trama, hace que te termines esta novelette en un suspiro. Según vas pasando las páginas sabes que no puede acabar bien, y todo lleva a un desenlace necesario y genial.



Ahí Abajo, de Víctor Blanco y Gonzalo Zalaya.

La aventura submarina del tándem catalán salió primero en ebook, sola. Pero con el exitazo, varias personas nos preguntaron si estaría disponible en papel. Y, oye, ¿por qué no?

Ahí Abajo es fantasía, aventuras, una historia de espadazos y criaturas submarinas. ¿Para qué complicarse? Si antes decía que el de Berjón era la parte divertida, Ahí Abajo es la acción. Acción por acción. El protagonista es secuestrado para participar, como humano, en unos juegos sangrientos. ¿Qué les pasa a estos autores que están obsesionados con los coliseos? Y lo digo yo, ¿sabéis? Bueno...

El estilo de Víctor y Gonzalo es más recargado. Se recrean en las descripciones de armas, de los escenarios, para buscar ese punto de heroicidad. En algunos fragmentos lo consiguen mejor que en otros. El carrusel de nombres y razas, que a mí se me hace cuesta arriba, lo compensan con la acción. Siempre está pasando algo. Tiene ritmo y, aunque es cierto que te da igual quien muera o no, lo divertido es cómo salen de allí, qué tienen que hacer para ello. Los personajes dan absolutamente igual. 
Eso sí, cuando acabas esa última frase, no te importaría leer en un futuro más aventuras de Fáelán Mac Cuill.


Y nos sumergimos en el terror. Es cierto que hay un género para cada momento, que las aventuras son muy entretenidas y divertidas, pero «yo soy más de terror».

Caos, de Jorge Fernández Pérez.

Resumir Caos también es complicado. Esta historia tiene dos voces, una en el pasado, de un monje, y otra en el presente de un joven. Las dos se acaban fusionando.

Me gustó esta novela corta porque es complicado escribir desde el pasado y desde el presente y que no pierda fluidez, que la narración sea complementaria, y eso tiene un plus. Además la historia bebe de Machen y su Pueblo Blanco, y eso también es interesante. 
Es difícil encontrar el equilibrio, de hecho me quedaría con la historia del monje, más que con la del joven, porque nos es más lejana. Pero según avanza la trama, y el suspense crece, te da igual el punto de vista, quieres saber qué está pasando y por qué. 

Cada punto de vista está narrado de una manera, uno en primera persona y otro en tercera, lo que potencia la distinción entre ambas voces. Jorge tampoco se recrea demasiado. Los fragmentos más oníricos están muy bien descritos, esquivando la confusión que suele traer este tipo de recurso. Quizás del desenlace se podría haber sacado más, pero aun así no desmerece, ni mucho menos, la misteriosa historia a la que nos traslada el autor.


La carne y la sangre, de Jaume Vicent.

Siempre me mojo, las cuatro novelitas son muy guachis, pero La carne y la sangre es mi favorita. De cualquier historia en general, el final es muy importante, es lo que hace cerrar el libro satisfecho o... apático. Jaume maneja el esquema narrativo con soltura, y en esta historia, en concreto el final, el desenlace, te deja bien arriba.

La historia comienza en Blackwood, pero no en el que conocemos, un poquito antes, cuando era un pueblo del Oeste. El protagonista es un reverendo que busca ingresos para su precaria capilla. Y claro, tiene que ir a buscarlos y a pedírselos a una misteriosa y acaudalada familia que hace mucho que no se deja ver por el pueblo y que vive en las montañas. ¡En qué momento!

La narración es fluida y el estilo es conciso, tajante... se lee del tirón. Uno de los alicientes de esta historia es que el terror no es sobrenatural, no voy a decir nada más al respecto. Jaume es un experto en atmósfera y consigue que te sobrecojas independientemente de la naturaleza de la amenaza. ¿Os he convencido ya?



Así que, habiendo analizado las cuatro novelitas individualmente, lo que queda es un jugoso libro para todos los gustos. Según el tuyo te gustará más una historia que otra, pero las cuatro tienen ese algo, parten de una calidad, y en conjunto han formado un libro muy satisfactorio. 

¡Juzga por ti mismo!

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