15 de agosto de 2014

Esencias

<<Microrrelato>>


Las esencias no son transmutables. Nos persiguen, permanecen con nosotros más allá del tiempo. Más allá de nuestras acciones. Más allá de nuestras palabras.

Es indiferente la intención persistente de olvidarlo, de enterrarlo. Vuelven. Emergen. Se esconden tras un simple hola. Todo aflora. Nuestro cerebro es así de impertinente. Siempre molestándonos, confundiéndonos, trastocando los instantes. Momentos inofensivos a simple vista, que creíamos seguros.

Y es que esa esencia se transmite, inmutable ella. Cual sello distintivo de esa persona. Algunas son entrañables, amigables, pero otras… Otras son una auténtica mierda. Persistentes y latentes, aguardando un leve instante de vulnerabilidad.


Aparta ese aroma y lo evocador de él. Si fuera bueno no se habría alejado. El camino, el cielo, el mundo, está lleno de olores. Es igual que sea dulce o amargo, lo que queda es la esencia del mismo. Esa que podemos ver a través de una pupila, o un roce de la mano. La que nos impide transcribir, siquiera pensar, si son esencias, aromas o un zumbido instantáneo.

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