Basta de libros malos, publicados por editoriales “serias”. ¡Basta!
Puede
ser un imán o una habilidad natural para toparme con este tipo de libros.
Quería un libro ligero para leerme entre lecturas, algo ameno, entretenido. Opte
por Que nunca amanezca, de Abigail Gibbs, publicada por Planeta. Y no pude
pasar de la página veinte. Vengo a exponeros este ejemplo y a indignarme por
cómo editoriales como Planeta, que ha publicado esto bajo ningún sello en
particular, simplemente Planeta, desperdicia sus recursos en autores mediocres.
No vengo a descubrir América, sólo a desahogarme.
Pues
bien, este libro decía esto en su contraportada:
«"Antes
de que pudiera decir una sola palabra más, Kaspar me empujó contra la pared y
comenzó a recorrerme el cuello con los labios. Se le agitó la respiración y
sentí su fuerza, su poder, su hambre. Su aliento no me calentó la piel como lo
habría hecho el de cualquier otra persona, sino que me dejó helada y provocó
que un escalofrío me recorriera los hombros y los brazos. Sentí que mi corazón
latía de manera irregular, tan frenéticamente que las venas de mis muñecas
pugnaban por atravesarme la piel." Un momento puede cambiar tu vida para
siempre. ¿Estás preparado?».
Lo
sé, es más de lo mismo, quería más de lo mismo, partiendo de una calidad y de
una inteligencia por parte de la autora. Algo que no encontré —esto no es
faltar al respeto, esperad a los ejemplos—.
Chica
sola en un parque de noche, así empieza esta historia. Como cualquier otra. El
esquema de estas novelas es bastante simple, y poco novedoso, pero a mí me vale
siempre que esté bien, sea coherente y la autora no consiga que odie a los
personajes. Insisto, entre lecturas. El caso, es que la chica esta sola en el parque,
de noche, Londres, todo muy simple, muy típico, muy visto.
De
repente, sí, de repente, ve aparecer a treinta hombres rubios armados con
estacas. El libro nos había situado en un mundo urbano, donde hay móviles,
actual. Pues bien, la protagonista ve aparecer a treinta hombres con estacas en
sus “fuertes” manos y no piensa por un segundo que son cazavampiros, que sería
lo que todos pensaríamos. Así es como describe a los treinta hombres: “Una
pandilla de hombres vestidos con abrigos marrones y provistos de estacas largas
y afiladas bajaban la escalera. Sus rostros lúgubres y curtidos por las
inclemencias del tiempo eran sombríos y estaban llenos de cicatrices. Todos
lucían una expresión inquebrantable, decidida. Sus violentas pisadas me
retumbaban en los oídos y marcaban una marcha irregular a medida que se iban
acercando”. Así como os lo digo. Sí está bien escrito. La autora consigue que
respetemos a esta panda de treinta hombres armados. Sí. Hasta que aparecen los…
¡Sí, por supuesto! ¡LOS VAMPIROS SEXYS!
Describe
a los vampiros, bueno no los llama vampiros, ya os digo que no lo piensa ni por
un segundo, como hombres pálidos. Y voy a entrecomillar hombres porque no lo
son, tienen unos veinte años, o sea críos guapitos. Ella está escondida detrás
de un banco, es un parque de noche, pero eso no hace que pierda detalle de cómo
es el líder, o el protagonista masculino de esta historia, Kaspar: “Como todos
los demás, tenía la piel pálida y ligeramente cetrina, desprovista de todo
color o rubor. Su pelo oscuro, casi negro, tenía mechones de tonos castaños. El
viento lo había despeinado y el cabello le caía sobre la frente. En todo caso,
sus rasgos eran más cadavéricos que los de cualquiera de los otros, pues su
rostro estaba lleno de sombras, como si no hubiera dormido desde hacía días”.
Como veis no le falta detalle. Como si le tuviera justito enfrente.
No
tuve suficiente con esto, mi inteligencia no se vio lo suficientemente
insultada y continué leyendo. Resulta que los vampiros, que eran cinco, matan al
grupo de treinta hombres armados con estacas. La protagonista queda
horrorizada, e insisto que en ningún momento piensa que son vampiros, aunque
éstos hayan matado a los treinta hombres bronceados con sus… ah, sí,
COLMILLOS. Entonces ella sale corriendo
y aquí viene lo que aborrecí, por absurdo, por idiota. El vampiro líder, por
supuesto, va tras ella. Atención como describe ella el acontecimiento: “El
instinto actuó con mayor rapidez que mi cerebro y, antes de darme cuenta, me
había puesto en pie de un salto y había echado a correr. Me había quitado los
tacones y mis pies emitían un ruido sordo al chocar contra la piedra mientras
corría, literalmente, por mi vida. La comisaría más cercana no estaba demasiado
lejos, y habría jurado que yo conocía Londres mejor que ellos.
—¿Adónde
te crees que vas, Nena?
Cogí
aire de golpe al chocar contra algo duro y frío, tan frío que me aparté de
inmediato. El hombre de cabello oscuro estaba de pie justo delante de mí. Di
unos pasos hacia atrás sin dejar de mirar alternativamente hacia el lugar donde
Kaspar había estado antes y donde estaba en aquel momento. «Es imposible»”. Sí,
estamos ante una protagonista lerda. Lo duro contra lo que choca es él, es
obvio. Y por si no ha tenido bastante con la matanza, sigue cuestionándose por qué
llega tan rápido hacia donde está ella. Y el “nena” con mayúscula, así, como
un puñetazo.
Otra
cosa que me alarmó e hizo que dejara el libro fue el recurso tan poco sutil que
usa la autora para informarnos de la edad de la protagonista, atención: “Eso de
ahí —señaló hacia el otro lado de la calle— era necesario. Sé que no lo parece,
pero tienes que creerme cuando te digo que era preciso hacerlo.
Me
detuve.
—¿Necesario?
No es necesario. Es horrible. No seas condescendiente conmigo, no soy una cría.
Las
palabras habían escapado de mi boca antes de que tuviera tiempo para pensar en
cualquier otra cosa que no fuera ganar tiempo. Me froté las muñecas con las
manos. Parecían estar sorprendidos de que hubiera recuperado el habla. De vez
en cuando Fabian lanzaba miradas a la calle que se extendía a mis espaldas.
—Entonces
¿cuántos años tienes, ya que sabes tanto sobre moralidad? —Inclinó la cabeza a
un lado y yo cerré la boca, dudando si debía contestar pero contenta de que
hubiesen ignorado el resto de mi réplica—. ¿Y bien?
Me
mordí el labio.
—Diecisiete
—murmuré.
—No
sabía que las chicas de diecisiete años llevasen ahora vestidos tan cortos”.
Vestidos tan cortos… Duele verlo.
Me
estoy extendiendo. Este libro me dolió a los ojos y no pasé de la página…
¿veinte? En serio, la chica es horrible, los chicos, peores. Los vampiros no
pueden estar más estereotipados. No se merece un solo minuto más del que le
dediqué.
El
caso es que esta novela viene de Wattpad, esa fantástica plataforma donde los
autores pueden dar a conocer sus obras y donde los no escritores pueden
sentirse tales, ya que es fácil —dependiendo del tiempo que le dediques—
hacerte con tu séquito de seguidores fieles. Claro, una editorial como
Planeta vio un filón, cero riesgo, iba a funcionar si había funcionado ya en
Internet, pensaron. Y claro publicaron esta bazofia en forma de libro que, al
parecer, gusta y que por supuesto adornaron con “el romance más sexy que leerás
este año”. Oh, Dios, espero que no Señor Planeta.
Investigando,
sin dificultad, llegué a la edad de la autora, dieciocho años. Y todo empieza a
encajar. Esta chica ha hecho su propia historia de vampiros, y prejuzgando diré
que no tiene mucha experiencia con tales libros, no hay nada de Drácula, es más
bien Crepúsculo y La hermandad de la daga negra —que viendo como son los demás,
no es tan mala saga al fin y al cabo, ¡Jesús!—. Pero, lo siento, la edad no
justifica tremenda basura. Ella lo hizo bien, lo publicó en Wattpad, el problema
es la gente de detrás que no han corregido todos esos tópicos y sólo la han
dado una palmadita en la espalda y… ¡sorpresa! Le han traducido el libro en
varios países sin contar con una corrección seria. Esto es un borrador amigos, no un libro.
Me voy a apoyar en la primera reseña que encuentro en Goodreads, que secunda todo lo que intento exponer y lo desarrolla y justifica, ya que ella sí ha malgastado su tiempo leyéndoselo hasta el final: AQUÍ.
Me
indigno, estoy soltando espumarajos por la boca. Porque dentro del género,
paranormal erótico, este tan de moda, hay cosas buenas, o pasables, o
correctas, sin errores y que no son un insulto a la inteligencia. Con los
tópicos del género pero aportando cosas nuevas. No esto, ¡no esto!
Queda
abierto el debate chicuelos. Se admiten apuestas de los “Anónimos” que llegarán
diciéndome que: “Abigail es una autora genial que todo el mundo debería leer y
que lo que digo es por envidia y porque no sé escribir”. Ays, si vosotros
supierais, señores y señoras anónimos.
¡Disfrutad!
Bueno, está todo dicho de la vez que nos vimos. ¡¡¡Monstruo!!!
ResponderEliminarEl público enloquece.
Me ha sangrado la vista de leer lo poco que has publicado del libro, una basura total; gracias por salvarme de comprar esa porquerìa. :) saludos.
ResponderEliminarMe alegro de haberte disuadido. Hay muchos libros buenos por leer y muy poco tiempo, no lo malgastemos ;D
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