Reseña: Las Pruebas (El corredor del labertinto, 2), de James Dashner.
Sucumbí tras ver la película y este
segundo libro no soluciona ninguna cuestión que nos hiciéramos con el
insufrible primer libro. Es una simple secuela dentro de una trilogía.
Vale, este, Las pruebas, está mejor que el
primero. O quizás me haya acostumbrado al estilo del autor —simple a más no
poder—, no sé. El caso es que la segunda parte de El corredor del laberinto se
me ha hecho más llevadera que la primera. No con esto queda exenta de mis afiladas
críticas. A saber:
La historia comienza justo donde la
dejamos. Cuando Thomas y compañía llegan al sitio seguro y pasan la noche
tranquila. Claro, hasta la mañana siguiente. Que empiezan a putearles. Y ellos
que deberían estar curados de espanto y ser más… ¿inteligentes? (no, ya sabemos
que no) actúan casi de forma histérica.
En esta segunda parte volvemos a encontrarnos
con cosas inexplicables. Donde el autor, un lumbreras, vuelve a usar su
imaginación inventándose herramientas para matarles sin atisbo de coherencia o
explicación. ¡Oh, bolas de metal que te comen la cabeza! Perfecto, cómo no se
le había ocurrido a alguien antes. Porque para que pase eso el material debe
transformarse, casi transmutado de líquido a sólido y encima hacer daño… Claro,
no encontró ninguna explicación técnica, aunque fuera una chiquitita, y lo dejó
tal cual. Bolas de metal que se comen la cabeza.
Tengo que admitir que sí, que es adictivo.
Pero lo es, como fue el primero, de una manera muy simple, utilizando recursos
vagos y corrientes. Misterio mucho misterio, porque no sabemos nada. Con el
riesgo añadido de que no cumpla las expectativas las explicaciones. Aunque
visto lo que circula por Internet, muchas explicaciones, encima, no da.
Aparecen personajes nuevos, tres. Bueno
seis, tres buenos y tres malos. Y son de manual. Primero los malos. Empieza a
llamarlos Rubiales, Coleta, etc., sin motivo alguno. Claro, la primera vez que
lo usa (el autor, que es un libro en tercera persona) chirría. Los tres buenos:
Aris, Brenda y Jorge… No tengo mucho de qué hablar. Ha metido el triángulo
amoroso con calzador. Porque nos hemos de creer que Brenda es supercariñosa
porque así es su cultura, pero sus reacciones y su actitud para con él no hay
por dónde cogerlas. Jorge es… no lo sé. Esta semana ha salido el actor que lo
encarnará y es cierto que no me lo imaginaba ni negro ni tan mayor, pero es que
tampoco nos da muchos más detalles. Y eso no es misterioso.
Pero si de algo me tengo que quejar de
este libro es de Teresa. La traidora. ¿En serio? Traidora. Le salva la vida,
pero como le pega muy fuerte en la cabeza ya no confía en ella, ¡vamos, hombre!
Todos están en el juego. Él hubiera hecho lo mismo. Lo peor es que creo que
realmente está enfadado con ella porque el beso es fingido, o eso quiero creer,
sería lo único coherente de su actitud, propia de un chaval de dieciséis años.
Supongo que el personaje que más me ha
gustado ha sido Minho, aunque no es que tenga mucho protagonismo. Alguna
conversación por aquí, una frase lapidaria y graciosa por allá. Más o menos lo
que le ocurre a Newt, una lástima. Estoy de Thomas hasta el moñete.
La acción vuelve a ser indescifrable.
Cuchillas, rayos, golpes… Los golpes no sabes de dónde vienen ni a que
distancia estaba el que lo asesta. Son de broma las escenas de acción. Mal
descritas y emborronadas.
Ah, se me olvidaba, se encuentran con el
otro grupo, el de las chicas que estuvieron paralelamente en el laberinto como
ellos. Tampoco hay mucho más que añadir. Había dos grupos. Para estudiar
variables y patrones. Palabras muy chulas y muy misteriosas. Donde cada uno
tiene su homólogo y Thomas descubre que la suya está muerta, ¡drama! Fin.
Sigo sin recomendar esta saga. No la
recomiendo en absoluto. Hay mejores distopías por ahí. La he continuado porque
fui masocamente a ver la película y quería ver qué coño pasaba al final. Sólo
por eso la terminaré. Total. Ya puestos a perder el tiempo. Pero si no os
habéis iniciado, no lo hagáis.
¡Juzga por ti mismo!
La empecé, lo sabes, y no la continuaré. Verá las películas y tan feliz. No necesito saber cómo acaba ni lo que le pasa a los personajes.
ResponderEliminarY no me sorprende que la homóloga de Thomas esté muerta. Él es taaaan especial es único e inimitable.
Ya, si yo pienso lo mismo. Digamos que es tanta la basura incoherente que quiero saber qué hace con ella al final. Los personajes me dan igual, porque no hay un plural, sólo está el todopoderoso Thomas...
EliminarPero bueno, como ya sólo me queda uno (no quiero ni mencionar la precuela), pos lo terminaré. Ya te contaré si es igual de horrible y fantansioso y si la base "científica" sigue brillando por su ausencia. Cero expectativas y el hacha bien afilada ;D
Un abrazo!