Reseña: El temor de un hombre sabio, (Crónica del asesino de reyes, 2) de Patrick Rothfuss. Sobrevalorado.
El segundo día de la historia de Kvothe no mejora. Lo positivo es que se va de viaje, conoce mundo y se aleja de los muros de la Universidad. Pero le sobran la mitad de páginas.
Tres años he
tardado en reunir valor y leerme la segunda parte de El nombre del viento. El
primero me gustó mucho, fue antes de que se creará ese séquito de fans
babeantes en torno a Patrick Rothfuss, a su figura y a sus creaciones. Y fueron
éstos los que provocaron que me diera tanta pereza volver a sumergirme en la
historia de Kvothe. Pero ya está, ya me lo he terminado, he tardado y he
sufrido, pero ya está.
Hay libros que
son obligatorios, supongo que está saga es de esos, pero también son libros que
necesitan toda tu fuerza de voluntad y perseverancia; dejando a un lado el
objetivo primario de la literatura que es entretener. En fin, podéis ir preparando
las piedras. El temor de un hombre sabio no me ha gustado en absoluto,
narración simplona, predecible, con personajes que continúan siendo planos
aunque se intente crear subtramas que no pasan de lo absurdo.
Hay cosas
positivas, esas cosas son conceptos. La simpatía en sí. La introducción del
comercio y demás en una novela de fantasía. Los feta, todas las leyendas, los
adem (casi todo)… Pero todos estos conceptos muy creativos, entretenidos y
chulis se ven enturbiadísimos por el mismo protagonista y por la forma que
tiene el autor de plantearnos las situaciones, de manera tan superficial y plana.
La historia tarda
en coger ritmo. Como en el anterior comienza en la posada, claro que en este ya
lo conocemos y, perdido el factor sorpresa, son páginas y páginas deseando que
Kvothe retome su historia.
Una vez retomada
volvemos a la Universidad, quinientas páginas de clases, chorradas, clases,
cosas interesantes como el taller de Kelvin y la sigaldría, chorradas, clases,
cómo no aprende a ser nominador porque no confía en el mejor profesor del mundo
mundial que es Elodin, más chorradas, Denna, clases, Kvothe sin dinero,
chorradas, el antagonista de Ambrose o más chorradas, el laúd… Y así, hasta que
se va de la Universidad en busca de un posible mecenas, recomendado por un amigo que no llega a calificarse como personaje secundario, casi pasaba por
allí.
La narración
hasta aquí deja mucho que desear. Pero encontrarnos un capítulo de poco más de
un párrafo resumiendo el viaje en barco hasta Severen donde se limita a
decirnos: “bueno, el barco naufragó y perdí todo lo que llevaba menos mi laúd”,
es una broma de Rothfuss. Hay que perdonarle, ¿no? No le apetecía hablar de
barcos, ¡venga ya! Pues que llegue sano y salvo, basta de tanta penuria.
Severen, la corte
y demás, tiene aspectos interesantes; vuelvo a repetir, conceptos. Pero están
totalmente desaprovechados. El amago de conspiración e intriga es simple y se
ve desde lejos cual es el siguiente paso en la trama. Y digo yo, si las
intrigas no son lo tuyo, no son necesarias, quítalas, da igual. Pues no,
parecen obligatorias, si hay una corte tiene que haber intrigas aunque sean de
andar por casa.
El maer es un
personaje extraño, en un principio me gustó, parecía gris, interesante. Luego
la forma de finiquitar su relación con Kvothe… no me voy a adelantar a los
acontecimientos.
Le manda lejos para dar caza a unos bandidos que se están
quedando con su dinero. En fin, no sabemos por qué le manda allí, pero ahí va
él.
Y comienza la
mejor parte del libro: Kvothe con los mercenarios. Por supuesto todos son
estereotipos andantes, ninguno tiene especial protagonismo, salvo Tempi. Esta
trama es lo que más me gustado de este gran libro. Me ha encantado cómo
evoluciona la relación de Kvothe y Tempi, cómo deja detalles que terminas
comprendiendo más adelante cuando Kvothe viaja con los adem.
Pero esta etapa
acaba de la peor de las maneras. Con una suerte de sueño feérico: Felurian.
Kvothe se deja arrastrar por la magia que desprende, y sus motivos no pueden
ser más absurdos porque por esa regla de tres, que le atrae todo lo mágico… En
fin, esta parte del libro es más lírica, en el peor sentido de la palabra. No
es que el mundo místico y todo lo que rodea a Felurian esté mal, al revés, es
otro concepto muy interesante. Lo peor es Kvothe y la forma en que está
contado.
Y lo siguiente
peor, pero peor, es lo que desencadena. Hasta aquí Kvothe había sido un personaje
tímido con las chicas, vacilón pero no terminaba de dar el paso, como cualquier
adolescente. Después de conocer a Felurián y que ésta le enseñe sus dotes
amatorias, se convierte en un Míster Fucker. Sí, sí, cualquier chiquilla que se
cruza la despacha. No lo entiendo y no lo entenderé jamás.
Por cuestiones
viaja con Tempi a su tierra, y esta parte también es muy enriquecedora ya que
el autor ha volcado elementos y filosofía oriental a una raza de su libro. Bien.
Kvothe se convierte en luchador. Genial. Lo que no me ha convencido de esta
etapa es lo llevado al límite que está esta cultura, por eso de hacerla diferente, por ejemplo lo de las
mujeres varón, podía haberlo dejado en el concepto que tiene de sexo. Pues no, tiene
que ir más allá sólo para que veamos que a una cultura distinta a la nuestra le
pueden parecer de lo más extrañas nuestras costumbres. Pues bien, eso ya lo sabía, señor Rothfuss, y has estropeado una parte que era positiva de tu dichoso libro. Y tampoco me ha gustado y me ha llamado la atención lo deslucido que se ve Tempi comparado con otros adem, hasta su relación, siguen siendo chachiamigos, pero por ejemplo el lector respeta más a Vashet.
Voy a hacer un
inciso, porque parece que estoy sacando punta a la trama y no es así. Lo que más
me molesta es la forma de escribir de este caballero. Como la manera de
introducir tramas tan burda que tiene. Por ejemplo Kvothe está en la
universidad y lleva sin ver a Denna ciclos, en capítulos anteriores ha estado
haciendo cosas, lo que sea, pero no se ha acordado de ella, no la menciona, en
este capítulo empieza recordándola y en la siguiente página se encuentra con
ella. No es natural en el paso del tiempo y mucho menos escrito en primera
persona.
Pero lo que más me ha decepcionado, disgustado y
me ha hecho chirriar los dientes es el desenlace. Abandona la aldea adem. Ya es
un guerrero, por así decirlo. Pues parece que es necesario demostrar esos
conocimientos nuevos en el mundo real. Y no te creas que espera a algo
coherente con la trama en general, ¡no! Nada más lejos, por favor. Se saca de
la manga una trama absurda de troupes y chicas violadas y Kvothe se convierte,
por supuesto, en el héroe y el caballero de brillante armadura ¡Por Dios! Esto
es bastante vomitivo y simplón en cuanto a intenciones de todos los personajes
que lo protagonizan, pero no acaba cuando devuelve a las chicas a su pueblo. A
Rothfuss le pareció la excusa perfecta para precipitar la salida de su pelirrojo
de la corte del maer, creando una disputa tan demencial como absurda, impropia
de ambos. Yo tirándome de los pelos. Sin poder creerlo.
Así que Kvothe
vuelve a la Universidad. El reencuentro con sus amigos es bonito. Vuelve a
matricularse ya sin problemas de dinero por el acuerdo llegado con el maer.
Todo genial, yo sólo quería la página de “Este es el segundo día de la historia
de Kvothe, continuará…”, ¡pero no! Este Rothfuss se guardaba un as en la manga
y, cómo no, tenía que haber un encuentro final con Denna.
En mi memoria
estaban la forma de conquistar a las chicas que había aprendido de Felurian. Y
ansiaba que lo pusiera en práctica, porque la tensión sexual entre ellos es
también bastante absurda e innecesaria. Y claro, yo también me he quedado con
las ganas, porque Denna es una petarda (espero, en serio, espero que Denna
acabe siendo una super hechicera o algo, porque sino este personaje es para
estrellarle) y Kvothe con ella se vuelve, al parecer, más tonto que una piedra.
Y tras una escena muy adolescente que no aporta nada de nada, se va. Y nos deja
a Kvothe sentado con sus dos amigos Felá y Sim, ahora pareja (yo no paraba de
ver a Ron y Hermione), dándole consejos. Tan, tan, tan, tan innecesario.
Para ponernos la
miel en los labios nos deja cuestionándonos las intenciones de Bast, el
aprendiz que tiene Kvothe en tiempo presente. Pero como en las series que
utilizan este recurso narrativo, no presto mucha atención, ni expectativa, al presente, quiero saber cómo va a terminar, cómo se convierte en el asesino de
reyes, si encuentra a los chandrian y si encuentra también a los dichosos
amyr. Más preguntas con las mismas respuestas que nos dejó el primero. En este libro Kvothe adolescente es un poderoso arcanista y un conocedor del Ketan, y al del
presente le dan una paliza… Y todo en 1200 páginas. Ya le vale. Qué suplicio.
Con lo cual enfatizo que tiene muchas partes interesantes que sí que aportan algo al género. Pero el estilo narrativo y la trama argumental impiden que sea ese libro, esa saga perfecta y obligatoria que todo el mundo debería leer. Está muy sobrevalorado.
¡Juzga por ti mismo!
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