Reseña: Perdida en ti (Fixed, 2), de Laurelin Paige.
La segunda parte de la trilogía de Laurelin Paige es mejor que la primera. Además de encuentros con eróticos resultados, nos sumerge en un culebrón con malentendidos y disputas familiares la mar de entretenidos.
Cuando no esperas nada de un libro, éste
te acaba sorprendiendo. Eso es lo que me ha pasado con la segunda parte de
Fixed. No esperaba nada. La primera ni fu ni fa. Como es ligero lo empecé por
pura curiosidad, dudando de si saltármelo e ir directamente al tercero. No me
lo salté y no me arrepiento. Este tipo de libros que copan los estantes de las
librerías son difíciles de distinguir. No es alta literatura, tampoco creo que
la autora lo pretenda. Lo que tiene de especial son sus protagonistas, que
dentro de los tópicos (tío rico, tía inexperta) la autora les ha creado unos
arcos narrativos distintos, más complejos —que se agradecen—.
La trama de la continuación de la saga
son las inseguridades por el pasado de los dos. Ella duda de él y él lo hace de
ella. Aquí lo del «pasado siempre vuelve» lo convierte en premisa principal y
ambos tienen que lidiar con sus celos y sus desconfianzas. Esto puede ser un
rollo como ocurre, por ejemplo, en Cincuenta Sombras, que el pasado es solo una
subtrama. Aquí no, es parte central del argumento y la autora crea un resultado
satisfactorio propio de cualquier serie de gente guapa (tipo Revenge), con
intrigas no muy complicadas pero entretenidas, que complementan a la perfección
el nivel de romance y la relación tórrida de los protagonistas.
Hasta aquí la parte optimista de la
reseña, a ver qué os habéis creído que es esto. Las escenas eróticas siguen
siendo bastas, mecánicas. Parece seguir obligada en poner coño y polla —todo,
por supuesto, muy palpitante—, no es nada sensual. Mención aparte se merece la
ayuda que crea esta autora al género masculino, ya que según la protagonista
hacer una mamada es poder. En fin, el sexo con Hudson es maravilloso y utópico,
que eso está bien, para eso es ficción, pero sigue mal narrado.
El lenguaje es sencillo y el esquema
lineal. Lo que provoca que en numerosas situaciones pequen de previsibles.
Sin embargo, este libro es lo que es. Y
dentro del género no está mal del todo. La fuerza recae en sus personajes y
tiene un buen ritmo, no tiene pasajes de relleno, todas las situaciones son
relevantes y ayudan a perfilar la historia, aunque ésta sea previsible.
¡Juzga por ti mismo!
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