14 de mayo de 2015

Crítica: The good wife, sexta temporada. Más cambios.


The good wife parte de una calidad muy alta. Teniendo esto en cuenta, la sexta temporada no ha sido de las mejores, ha habido altibajos y subtramas intrascendentes. Aun así, el último capítulo lo ves con nervios, con expectación… además Alicia, Julianna Margulies, es una delicia siempre.

Ha sido la primera temporada que he seguido semanalmente. Hay capítulos que se me han quedado en la retina, como ese capítulo del debate que daba paso a otro parón de la serie. Pero juzgándola globalmente, ha sido más floja, voy a intentar encontrar los motivos.


La tensión de los primeros capítulos venía de la mano de Cary, que le encerraban en la cárcel. Esto creaba frustración como cualquier causa injusta, pero lo que menos me ha gustado del planteamiento es que Alicia estuviera tan centrada en su campaña que apenas estuvo ahí para defenderlo, lo hizo Diane. Digamos que ha habido un giro argumental, si cuando se dividieron y se fueron del bufete veíamos a Cary y a Alicia como los nuevos Will y Diane, porque lo hacían todo juntos, se entendían, se complementaban, ahora en esta hay un enfriamiento en su relación y un cambio que culmina al final de la temporada, donde hay una división, no total, pero sí demasiado tangible. Y digo yo, ¿por qué? Quizás se deba al contrato con el actor, cosas que escapan a la narrativa de la serie, pero es cierto que Cary en esta tiene mucho menos protagonismo, menos relevancia, menos caritas de suficiencia. Y lo peor es que cada vez que aparece, además de para lucir corbatas chulísimas, es para acompañar a Kalinda. ¡Ay, Dios!


Nunca me ha gustado el personaje de Kalinda, ese misterio injustificado, su pelo… Es muy forzado. Pero la toleraba porque era útil, y también porque la competencia que podría haber hecho Robin se quedó en nada cuando esta desapareció. ¡Esta sí que desapareció! Kalinda en esta temporada es más insufrible que nunca, y mira que en la cuarta se hizo tremendamente insoportable que nos metieran a su «marido» así como con calzador. En esta… con los rumores que había de su marcha, me estaba esperando que en cualquier momento le pegaran un tiro (como estaba vinculada, más que vinculada, con Bishop, ese gran narcotraficante y mafioso), pero no. Mi gozo en un pozo. Hemos tenido que aguantar a Kalinda hasta el final. Después de tantos años comprendo que se merezca un episodio conmemorativo, lo entiendo, pero… Su marcha parece de todo menos definitiva. Que en esta temporada haga de recadera de Bishop, primero por intentar sacar información para ayudar a Cary y luego porque… ¿ya estaba en deuda? No lo entiendo muy bien. La verdad es que me da igual, mira, una cosa menos. Ya está.

La política ha tenido más importancia en esta temporada que la abogacía. En la primera parte resultó entretenido, pero tras el parón, las elecciones… se me ha hecho repetitivo. He echado de menos esas primeras temporadas de Alicia peleando en los juzgados a muerte. Aunque parece que la tendencia de la próxima temporada, que la CBS ya ha confirmado para septiembre, es que retome esta esencia.

Si hay algo que me gusta de la política en esta serie es Eli, es de mis personajes favoritos, y en esta tampoco ha tenido tanto protagonismo como en las anteriores. Alicia tuvo un jefe de campaña cañón con el que terminó flirteando, y desapareció sin que ella le echara en falta en ningún momento, ¡joder! ¿Por qué estos agujeros? ¿Y, cuando tiene la crisis, no hubiera sido lo lógico que volviera este personaje y se hubiera despedido de ella como Dios manda, después de ayudarla? Hay cosas, de verdad, que nunca entenderé.


Todas estas críticas parten de una calidad inquebrantable que saben mantener como pocas series. Ese humor, esa inteligencia. Los personajes recurrentes que se pasean en capítulos alternos. Y la aparición de personajes nuevos como Oliver Platt, haciendo de un gran conservador y poniendo a prueba a Diane, ha sido un pequeño lujo para esta temporada.


El desenlace de la temporada, con Alicia montando —otra vez— un bufete por su cuenta vuelve a ser lo mejor. La pena es que Finn Polmar se baje del barco, pero es que la quiere, y yo quiero que esta pareja esté junta de una vez. Mucho besito pero poca estabilidad en ese aspecto para Alicia…


Y qué decir del cliffhanger, no sé qué harán, me parece un globo sonda, una forma de tantear al personal. Algo que podría ser definitivo, distinto y divertido, o algo que resolverían en el primer capítulo de la séptima temporada después de que Alicia le diga que no. Aunque a mí me gustaría que le dijera que sí. Es un cambio, es muy listo, discreparían pero ganarían siempre, además él se la tiene jurada a ¿Lockhart Lee Agos?

En fin, veremos qué pasa. No me canso de recomendar esta serie, te engancha, es cálida, divertida, inteligente y muy buena. ¿Ha quedado claro?

¡Juzga por ti mismo!

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