Reseña: Deja escapar a los lobos, de Carol Rifka Brunt. Indiferencia.
Teniendo expectativas medias este libro
decepciona. Situaciones fruto de Bajo la misma estrella y personajes odiosos no
lo vuelven una buena lectura, más bien todo lo contrario.
Me llamó la atención la trama, equivocada
de mí, porque este tipo de libros realistas, juveniles, que se salen un poco de
la horma, pues me llaman. El problema aquí es que no se sale de ninguna horma,
es el mismo puto zapato. Bueno, no; es una copia de un zapato de marca. ¡Otra
vez!
Así que habiendo mencionado ya Bajo lamisma estrella voy a juzgarlo, para disuadiros de cogerlo, como libro
independiente, como si Bajo la misma estrella no existiera. Las comparaciones
son odiosas, una vez más.
Para los que no conozcan este libro resumo
la trama en unas líneas. June está muy unida a su tío, su tío tiene sida y
muere. June entra en casi una depresión hasta que conoce a alguien (Toby) que
era «amigo» de su tío. Y entre los dos se apoyan y se consuelan. Entre medias
June tiene una hermana cuasiperfecta y unos padres que trabajan mucho y que
casi no están en casa. Fin.
Está escrito en primera persona, en
pasado, desde el punto de vista de June. Se sale un poco del estándar porque
mezcla flashbacks con presentes, eso está bien, poco a poco nos va diseñando el
marco completo en el que se mueve la protagonista. Hasta ahí lo novedoso. El
lenguaje es coloquial, sencillo. Y, por supuesto, lo peor es la protagonista en
sí misma, una petarda de campeonato.
La verdad es que los personajes no son su
fuerte. Matizo. Si la autora tenía intención de hacer una novela realista sobre
personas que nos caerían mal y ni de lejos estarían en nuestro círculo de
amigos, entonces está bien. Porque sí, los personajes son realistas. Todos son egoístas
(menos Toby, que también lo es a su manera), pero todo son… cómo decirlo: malos
por naturaleza. Creo que en una novela debe de haber un equilibrio, y más una
novela de estas características (generalista, juvenil…). Aquí no, toda la
familia de June que tienen mínimamente dialogo te va a caer mal, porque son egoístas,
odiosos y necesitan un guantazo con urgencia. Lo que provoca que lleguemos al
final y cuando cierras el libro se te quede así como mal cuerpo. Nada
satisfactorio.
Me ha gustado cómo ha tratado el tema del
sida. El libro está ambientado en los ochenta, en Estados Unidos, así que,
evidentemente, no está tan aceptado. De hecho la historia se plantea en todo el
boom de casos. Yo no dejaba de pensar en Dallas Buyers Club y que ESA película
sí que supo llevar, trasladar y presentar estos temas. No es que en el libro
esté mal, pero claro desde el punto de vista de una cría consentida, que se
cree especial y se automargina pues… es muy descafeinado. E insisto que el
problema no es la edad de June, sabía que era un libro juvenil, el problema es
lo egoísta que son todos. ¡Buf!
Me atrajo de este libro las divagaciones
morales que podía tener, la profundidad, vaya. Y no me ha satisfecho en
absoluto. Parece que la autora se ha esforzado en hacer quotes (en serio, odio
esto). Y algunas están bien, pero otros fragmentos me parecen sumamente
forzados. A este libro, a estas páginas, les falta NATURALIDAD.
Todo lo que he explicado podía tener un
pase. Podía ponerle cuatro estrellas, por el tema complicado, porque está bien
escrito… Pero lo que me ha decepcionado de verdad, de verdad, ha sido el
desenlace. Digamos que durante todo el libro su hermana tiene un halo de
misterio, parece que está metida en líos, es mala… (yo había valorado que
estuviera liada con el profe de teatro, en fin). Pues es que luego en el
desenlace no estaba haciendo nada, todos esos días que se quedaba hasta tarde
en el colegio no están justificados, realmente se quedaba ensayando… ¿hola? Y
la única intención de este personaje es hacerle ver a la protagonista que ella
se siente como ella, pero no se daba cuenta. Lo que me fastidia de estas cosas
que te plantean como si pasara algo más, luego resulta que es lo más
normal del mundo, que se solucionarían con una conversación. ¡Una conversación!
¡Bah!
Tengo que reconocer que más de una vez
tienes el corazón oprimido, porque te da pena la muerte. Y es que los mejores
personajes de este libro son ellos: Finn y Toby. Y es lo más real, porque
tendemos a ensalzar a los muertos, como si fueran las mejores personas del
universo, no sé si lo habrá hecho adrede, pero eso sí le ha salido bien a la
autora. Quizás sea lo más real del libro.
Con lo cual, NO recomiendo este libro.
Creo que va al discurso fácil de la muerte y la vida, creo que es un fruto más
de la tendencia de: «libros de enfermedades». Yo estoy harta. Va a pasar mucho
tiempo hasta que me lance a otro de esta temática. Y este, desde luego, no ha
merecido la pena, ni el dinero, ni el tiempo invertido.
¡Juzga por ti mismo!
No entiendo la comparación inicial con Bajo la misma estrella, que es un juvenil baratillo; este es un libro adulto y con mucho fondo. Igual es la traducción que lo estropea o algo así, pero creo que deberías releer este libro en otro momento de tu vida, desde la madurez, porque no comprendo para nada que te haya dejado tan indiferente.
ResponderEliminarPues la comparación la explico, yo no entro en si es barato o caro, pero ambos son juveniles y ambos son del mismo género: personajes que lidia con la enfermedad terminal de alguien cercano (en este caso el sida).
EliminarNo creo que sea la traducción ni que haya algo determinado que estropee el libro. También creo que he expuesto mis pareceres de manera justificada y precisamente «mucho fondo» este libro no tiene. Cumple su función, acercar una enfermedad controvertida como es el sida a la gente, a lo cotidiano, para que se pierda el miedo y evitar el rechazo. Hasta ahí bien, lo entiendo y por eso tiene tres estrellas.
Sin embargo los recursos narrativos que utiliza la autora son simplones y cae en situaciones muy manidas y fáciles, sin aportar nada especial. No sé qué puede tener que ver la madurez aquí, ni que fuera la novela del siglo y fuera difícil de interpretar. A mí no me ha llegado y no me gusta cómo me lo ha contado la autora, ya he explicado por qué. No hay más. Justifícame tú si quieres, señor anónimo, qué hace que este libro sea trascendental para ti. Pero no vengas a mi casa a decirme cómo tengo que pensar, qué tengo que releer y cuándo. Es un buen chiste.