6 de octubre de 2015

Crítica: Fear the walking dead, 1º temporada. Personajes y… ¡¡Drama!!


No pensaba verla, pero coincidí con la emisión del primer capítulo y… después de seis episodios, de terminar esta temporada, no sé aún si he perdido el tiempo o ñe.


Hace un año que me desenganché de The walking dead. Yo, que soy amiga de los cómics, cada capítulo, y más en la cárcel, se convirtió en un gran agravio para la historia original —visiblemente mejor—. Así que no tenía planeado lanzarme con el spin off, pero caí.

Sé que lo han hecho para aprovechar el tirón, eso todavía me molesta más, porque necesitaban esforzarse tan poco… y no han llegado. La historia me despertaba curiosidad porque el planteamiento de cómo empezó todo, cómo se extendió la infección, pues es interesante. Así que después de un primer capítulo decepcionante y un segundo que es el mejor de la temporada, ya estaba enganchada.

Creo que han intentado aprender de su hermana mayor. The walking dead es una serie de personajes, lo que menos importa son los zombies, pero claro esos personajes son… planos y sosainas. Creo que en esta precuela han intentado, desde el principio, arreglar eso y han creado unos personajes muy interesantes, con fuerza, cosa que es de agradecer (tranquilos, también hay petardos).


En los primeros episodios el peso de la trama recae sobre Nick (Frank Dillane), que debe de ser un hijo bastardo de Johnny Depp. Este personaje es drogadicto y me gustó mucho que cuando empieza el brote y él ve a gente comerse a otros —es de los primeros que lo ve— tiene dudas sobre lo que ha visto, si es real o estaba de viaje. Es interesante. Luego su necesidad de drogas para desengancharse paulatinamente crea conflictos diferentes que se salen algo de la norma. Bien.


Para mí el fucking master de la serie es Daniel Salazar (Rubén Blades), un hispano que cuando estaba en (añade aquí una ciudad sudamericana) era una especie de guerrillero-torturador, y no tarda en usar sus dotes para conseguir información, ¡es genial! Tenemos un desalmado que es inteligente, con familia —o sea, algo de moral—, pero dispuesto hacer cualquier cosa para salvar a los suyos.


Para otros, según críticas con las que me he topado por ahí, el puto amo es un personaje que ha aparecido en los últimos capítulos, Strand, una suerte de Luther (además con su doblador en español), un tío que parece fuera de lugar, manipulador, listo, que siempre va con traje aunque haya zombies y que tiene un plan, un plan que se llama irse a un barco y alejarse de la tierra. Yo no termino de fiarme de la fuerza de este personaje, me parece el clásico que es fácilmente corrompible por sentimientos o porque de repente le entre humanidad. Hasta ahora era egoísta porque estaba solo, veremos si luego no se vuelve un blando.


Con esos tres ya es mejor que el carrusel de personajes de The Walking Dead. Los que lo acompañan tampoco están mal del todo. Las mujeres son fuertes, sobre todo Madison. Travis, por su parte, me temo que tiene el rol de Rick, no por el liderato, sino por los principios. Él está en contra de la violencia, del uso de armas, pero ya hemos visto, en estos seis capítulos, una clara evolución hacia lo dark, como le pasó a Rick. Previsible.

Claro, teniendo personajes más o menos con fuerza, la tenían que cagar por algún lado. La mierda se la ha llevado la historia y los recursos que usan. Hasta el cuarto capítulo todo se entiende. Incluso, con la calma latente, piensas «si el ejército ha hecho un perímetro de seguridad, ¿cómo se descontrola todo?». Esa podría haber sido la GRAN pregunta de esta temporada, no necesitábamos otro conflicto. ¿Por qué no han optado por algo sencillo, que siempre funciona mejor? Pues no.

Nos tenían que meter un conflicto «humano», una trama que además no han resuelto bien en absoluto. Los médicos militares se llevaban a las personas problemáticas, algo muy nazi que pintaba bien, se deshacían de y recluían a quien no asegurará una calma: gente depresiva, al drogadicto por si se ponía violento… Se los llevaban y los encerraban en jaulas, para luego matarlos. 


También se llevaban a la gente que estaba más enferma —que no infectada—. Por ejemplo, un personaje que se había roto una pierna y le estaba subiendo la infección.

El caso es que como se llevan a varios miembros de la familia de los protagonistas, el conflicto y la trama se centra en cómo liberarles. ¡Bah! De ahí que Salazar coja a un militar y lo torture, se haga con un rebaño y lo lancé a los militares que custodian el hospital, en fin… cosas graciosas que no son necesarias. Porque luego llegan y todo se convierte en pasillos y luces intermitentes, como si ya hubiese sido el apocalipsis. Persecuciones, tensión, sustos… nada que te importe de verdad, todo muy forzado.

Y escapan y te quedas con cara de tonto. Porque solo se han llevado a algunos familiares para meter esa escena de persecución al final, ¿solo por eso? ¡Joder! Además que es muy facilona, con recorrido marcado, incoherente. y consiguen salir, cuando ya ha amanecido, y no hay ni rastro de los zombies, ¡que no son vampiros! Debía estar eso lleno, hombre.

Pero lo peor, peor, peor, es el final. El drama. 


Tan fácil, tan previsible.

Así que no sé si seguiré con la segunda, aunque es innegable que tengo curiosidad por si los meten en el barco y cómo lo van a continuar. Y me pregunto yo: ¿cuándo van a hacer algo de zombies decente, con un equilibrio entre el drama y la acción zombie? No tanto drama, tanto drama, ¡qué petardos!


¡Juzga por ti mismo!

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