23 de agosto de 2012

5 tópicos de la literatura erótica


Me acabo de terminar un libro que no entraría dentro del género erótico estrictamente, pero sí hay escenas subidas de temperatura.  Y no he podido evitar subrayar esta frase: “bajé la mano aún más para rodear su erección, aunque apenas conseguí abarcarla con los dedos”. ¿Qué nos pasa a las mujeres con el tamaño?


1.       Un buen pene, un miembro que nos gobierna a todas.
Y es que en todas las novelas “para chicas”, los protagonistas masculinos están más que bien dotados. Da igual la trama, ni quién sea el sujeto, el miembro lo tienen exactamente igual. No importa que la autora sea de Tejas o Barcelona, el “macho” de su libro va a tener un enorme pene, sí, sí. Somos simples. Además que no se complican, “me llenó”, “entró en mí y me desbordó”… Por favor, un poco de originalidad que parecemos tíos.  
No hay por donde cogerlo, bueno sí… En fin, las mujeres cuando nos ponemos a describir el sexo caemos irremisiblemente en todos los topicazos, el tamaño es el primero, ¿quién quiere describir un pene pequeño? Bah, no tenéis ni idea.
El enorme y perfecto pene viene acompañado siempre, y siempre es siempre, de una cantidad ingente de músculos muy masculinos.
2.       Músculos duros como rocas.
El segundo requisito es complementario del anterior, el protagonista tiene que ser musculoso, muy musculoso. Esto se puede apreciar en los brazos por los que se ve rodeada la chica, que a su lado es pequeñita y muy manejable.  A lo que iba, los brazos son enormes y muy duros, para estrecharla con fuerza. El protagonista masculino de todas las novelas ya sabemos que pasa mucho tiempo en el gimnasio porque tiene el vientre plano y duro (la tableta no se suele mencionar, pero todas nos la imaginamos) y unos tremendos pectorales.
Hmm… y yo pregunto, ¿sin músculos somos incapaces de describir la virilidad? (la virilidad en general, que del pene ya hemos hablado).



3.       Barba incipiente, ni bebé ni indigente.
La sombra de barba es un must en todas las escenas de sexo. Da igual a qué se dedique el protagonista y su edad, que cuando tiene que yacer con su hembra ya le ha crecido la más sexy de las barbas. Es así. Nos encanta. Describir los dulces arañazos en la barbilla, en el momento beso pasional, como la más erótica de las sensaciones.
Que digo yo, deberían hacer un estudio sobre las propiedades  que tiene la barba esa de tres días en la libido de una mujer. Luego las autoras no sé, pero a sus chicas, las que rellenan páginas y páginas de sexo desenfrenado, les encanta y se ponen… contentas.  
4.       El espeso cabello, en la cabeza.
Esto es un punto muy importante a tener en cuenta. Los tenemos de todos los tipos, pelo largo, pelo corto, la mayoría morenos…. Pero eso sí, espeso, muy espeso. Este quizás sea el que menos entienda, tú estás en materia, cogiendo calor y la protagonista repara en el pelo del hombre (que siempre está revuelto, por ese toque salvaje, ya sabéis). Escasísimos son los casos cuyo personaje tenga la cabeza rapada, porque la palabra “calvo” en una novela de este tipo es… ¿existe?
Claro, actores hot como Vin Diesel o Jason Statham jamás podrán encarnar una adaptación de ninguna novela de estas características. Eso es discriminación en toda regla. Eso sí, Hugh Jackman sería rico.
Atentos y cuidado, la mata de pelo en la cabeza, si eso un poco de barba ocasional, pero ya.
5.       Ni un pelo en el cuerpo.
Esto es absolutamente contradictorio y ha hecho mucho daño, sino id a cualquier gimnasio. El pelo es masculino, los hombres no tienen que estar suaves, de eso ya nos encargamos nosotras. Pues no, para las autoras que nos llenan la cabeza de sementales, sus protagonistas están más suaves que el más suave de los gatitos.  A ver si nos aclaramos, ¿un macho o un… musculoso gatito?
Estos son los cinco tópicos principales que cumplen los hombres de nuestros libros. Y eso que no he mencionado, las manos hábiles, la mirada penetrante y por supuesto la rapidísima recuperación y la gran cantidad de energía que poseen para aguantar horas y horas, y hacerlo un número inabarcable de veces.
Y aunque esto se repite hasta la saciedad seguimos leyendo… Pues bien, servidora se empieza a cansar, es iterativo y no aporta nada nuevo. Es sexo, es divertido, es de las mejores cosas del mundo, ¿por qué se describe entonces siempre igual? Precisamente eso no debería ser siempre lo mismo.



Ahora que lo pienso los hombres siempre son los dominantes y las chicas las pobres ingenuas… O sea, que si aplicamos eso de “cuéntame de lo que presumes y te diré de qué careces”, interpretamos que nuestras autoras están con miembros estándar, sin muscular y con algún tipo de alteración en el pelo (ya sea de la cabeza, de la cara o del cuerpo), tirando a sumisos  y con una habilidad inferior a la de ellas. Suena hasta cruel plantearlo.
En definitiva, sólo quiero criticar simpáticamente y advertir a las escritoras del género para que no se caiga más en estos tópicos, demasiado manidos. No podemos ser tan superficiales que somos mujeres, hombre.
¡Disfrutad!

1 comentario:

  1. Ha sido demasié. Me encanta. xD
    Y toda la razón, pero eso ya lo sabes. Esas relaciones (sexuales y/o amorosas) en las que la mujer es ultradependiente del hombre y se anula por completo para darse a él... NO.
    Rotundamente no. :/

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