Reseña: algunos mitos de Cthulhu I, H.P. Lovecraft y August Derleth. Pulp-eante
Los relatos de los mitos de
Cthulhu son molones, con un lenguaje culto pero fluido. Lovecraft y compañía nos
presenta ese maravilloso mundo lleno de batracios y primigenios. Diversión y
algunos escalofríos.
Mi primera incursión en Lovecraft
ha sido más que satisfactoria. Los relatos de los mitos de Cthulhu son puro
entretenimiento, se leen perfectamente, nada que ver con el lenguaje denso que
me esperaba, propio de Poe. Lovecraft y August se leen con fluidez,
sumergiéndote en la trama, absorbiendo cada relato —muchos escritos en primera
persona—, haciéndote pasar un buen rato.
Como hay muchos libros de mitos
de Cthulhu, voy a reseñar relato por relato, sin destriparlo.
El supervivente, de H. P.
Lovecraft y August Derleth.
El Superviviente o, como lo
recuerdo yo, el del anticuario, es un relato con un esquema clásico, escrito en
primera persona, donde el protagonista (un anticuario) alquila una casa «embrujada».
El estilo es sencillo y la trama lineal. En la mayoría de estos relatos nos
encontramos con protagonistas escépticos, hombres de ciencia o instruidos que
se muestran suspicaces ante las evidencias extrañas en las que se ven
envueltos.
Este es el caso del protagonista,
ya que el antiguo inquilino parece tener más años de lo habitual y va
descubriendo que no es del todo «humano».
Lo mejor de este relato es la
ambientación, cómo está descrito, ese olor de lagarto que impregna la
habitación, convirtiéndose en opresivo tanto para el protagonista como para el
lector. Pero claro, es predecible, aunque eso no desmerece la lectura.
La Hermandad Negra, de H. P.
Lovecraft y August Derleth.
Este relato transcurre en
Providence, es de los larguitos y está muy bien estructurado. Nuevamente está
escrito en primera persona y comienza poniéndonos en situación con la vida del
protagonista, quien tiene una extraña fijación con dar paseos nocturnos. En uno
de esos paseos que realiza con Rose, su compañera, se encuentra con alguien muy
parecido a Poe. Así que este relato hará las delicias de todos los fanáticos
del escritor.
Se repite el escepticismo del
protagonista hacia los sucesos extraños, hasta que se hace innegable en un
desenlace frenético. Lo mejor de este relato es el grafismo de las
descripciones, esas luces violetas, además del trasfondo de la trama en sí, que
es interesante con los clones y demás.
El pescador del Cabo del Halcón, de
H. P. Lovecraft y August Derleth.
Quizás el que menos me ha
gustado. Es que los pescadores y el mar… no es lo mío. Está relatada como una
leyenda, eso lo hace peculiar, pero ahí acaba el interés. Al protagonista lo
toman por loco. El final resulta predecible y el relato es cortito, con lo cual
no hay nada reseñable.
La habitación cerrada, de H. P.
Lovecraft y August Derleth.
Seré una boba, pero las historias
que se centran en una casa y las descripciones tétricas y decadentes siempre me
producen escalofríos, miedito, eso de tener que leerlo de día, no en la cama
antes de dormir. Este es un relato de esos. Porque las descripciones son
poderosas.
El esquema es lineal, muy
parecido al de El superviviente. El protagonista llega a una casa, esta vez es
de su abuelo, y comienza a rebuscar y encontrarse cosas raras, que va
descubriendo poco a poco. Al principio de manera escéptica y, según avanza,
pues se vuelve innegable, como todos.
Lo que más me ha gustado de este
relato, y hace que permanezca en mi recuerdo, es que una mínima acción, que
lleva a cabo el protagonista al principio de la historia, desemboca en el
final. Está todo muy bien hilado, aunque de nuevo es predecible. Es Lovecraft,
sabemos que mete monstruitos, y este es el caso.
La lámpara de Alhazred, de H. P.
Lovecraft y August Derleth.
La lámpara es uno de mis relatos
favoritos. Me encantó, porque nos cuenta una historia con la que podemos sacar
similitudes, pero la vuelve original, mística, atractiva. Cómo el protagonista,
un escritor de una revista de escándalos y corrector de manuscritos, se va
sintiendo cada vez más atraído por la lámpara hasta que llega su misterioso
final.
Lo que más me ha gustado de este relato
es cómo mezcla pasajes gráficos, bien descritos, con otros más oníricos y
místicos; además de la evolución real que tiene el protagonista. Lo recomiendo
mil veces.
Es obvio que recomiendo leer a
Lovecraft, perder ese miedo. El lenguaje no es denso, por lo menos estos
relatos, se lee muy fácil y es perfecto (como cualquier libro de relatos) para
leerlo entrelecturas, os guste el terror o no. Porque terror tampoco es, es
suspense, ficción, cosas raras. Cosas molonas con tentáculos.
¡Juzga por ti mismo!
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