Sara & Max
Aún me
temblaban los dedos. Así era diferente, en mi apartamento, sin otro testigo que
una cámara. ¿Qué iba a enseñarle esa noche? ¿Mi cuerpo? ¿O todo lo que guardaba
bajo la piel: mi corazón, mis miedos y el salvaje y pulsante deseo que sentía
por él? Oí el chasquido del obturador seguido de la voz profunda de Max.
—Verte
tan nerviosa me hace pensar que no sabes que estoy enamorado de ti.
Lo miré
con los ojos abiertos como platos y las manos paralizadas. Clic.
—Vale.
Se
mordió el labio y lo soltó para esbozar una sonrisa perversa.
—¿<<Vale>>?
—Sí —volví
a los botones y desabroché uno de cada vez. Luchaba por contener la sonrisa más
grande del mundo. Clic.
—¿No
vas a decir otra cosa que <<vale>>? —preguntó al tiempo que me
echaba un vistazo por encima de la cámara—. ¿Te digo que te amo y ni siquiera
recibo un <<gracias>> o un <<qué amable eres>>?
Dejé
que la camisa cayera al suelo y le di la espalda antes de empezar a desabrocharme
el sujetador (clic) y arrojarlo al suelo. Clic. Clic. Bajé la cremallera de la
falda y la arrojé al suelo con el resto de la ropa mientras me daba la vuelta
para mirarlo.
—Yo
también te amo —clic—. Pero estoy aterrorizada.
Max
bajó la cámara y me miró fijamente.
—No
quería enamorarme de ti —le dije.
Dio un
paso hacia delante.
—Si te
hace sentir mejor, has luchado contra ello con todas tus fuerzas.
(Beautiful Stranger, Christina Lauren)
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