3 de julio de 2015

El BDSM no es un abuso, retrógrados. Cincuenta sombras de GREY sólo es un mal libro.


Con motivo de Grey, y de la exposición voluntaria de E.L. James en twitter, se está volviendo a hablar de este tema. Lo peor, calidad literaria aparte, es asociar estas prácticas con el abuso, el maltratos. Estas personas que lo comparan con tanta facilidad tienen menos cultura que la autora, y ya es decir. Hablan por hablar. Critican por criticar. Qué hartura.


Tenía que posicionarme. Porque leer tantas tonterías afecta a la cabeza. Y hay personas que al final se acaban quedando con la última frase que leen: “maltrato”, sin molestarse en formarse una opinión justificada.

Centremos las bases. Cincuenta Sombras de Grey  solo es un libro erótico que toca de manera muy light el BDSM. Anastasia no es maltratada, ella acepta, de hecho, firma un contrato, un contrato en plenas facultades mentales y después de haber investigado. Con consentimiento no hay abuso. Pesados.

Me parece perfecto que critiquen a E.L. James por su forma de escribir, por aprovechar el boom, etc. Pero no por “fomentar el abuso”, ¿en qué mundo vivimos? Los romanos eran más libertinos que nosotros, no tenían esta falsa moralidad, por favor. El caso es que no hay ningún abuso. El libro está mal escrito, es simple, trata de manera superficial estas técnicas. ¿El problema? Es que lo ha vuelto global. ¿Cuánta gente si no estaría familiarizada con estas prácticas? Pocas. Ya os lo digo. Y es tan fácil malinterpretarlo todo dejándose llevar por la marea de retrógrados.

Os voy a dejar la definición de BDSM, y lo que significan sus siglas (de nada), BDSM es un término creado para abarcar un grupo de prácticas y fantasías eróticas. Se trata de una sigla formada con las iniciales de las siguientes palabras: Bondage, Disciplina-Dominación, Sumisión–Sadismo y Masoquismo. Abarca, por tanto, a una serie de prácticas y aficiones sexuales relacionadas entre sí y vinculadas a lo que se denomina sexualidades no convencionales o alternativas. Como práctica erótica el BDSM se apoya siempre en el consenso de los participantes y se distingue radicalmente del sadismo criminal. La clave aquí es ALTERNATIVAS, significa que no está globalizado, que no es habitual que sea practicado. Hasta que aparece en 2012 el librito en cuestión.

Aunque el término se acuña en los 90, estas prácticas ya existían, vienen de lejos. No voy a mencionar al Marques de Sade, porque eso precisamente no estaba consensuado, pero un libro que ejemplifica y describe al máximo esta práctica, y te hace entenderla es Historia de O, aquí la reseña, de Pauline Reage. Que recomiendo infinitamente, para acabar con lo tabúes y las dudas absurdas. En ese libro describe a la perfección la relación que mantiene el amo y la sumisa, unos roles y un sometimiento pactado, consensuado y aceptado por AMBAS partes. Estamos en lo de siempre, no juzgues si no tienes ni puta idea. Esto es igual, si no te molan estas prácticas no las llames abuso. Por ejemplo, el sexo anal se llamaba sodomía, y ahora esta vulgarmente extendido, ya solo sea por la población homosexual. Seguro que también se consideraba abuso. En fin.

Mi crítica además de para la gente que habla sin saber, va para las modas. Porque ahora esto está en auge, los roles, el amo… Huelga decir que no aceptéis nada que no queráis hacer, probadlo, es divertido. Hasta aquí mi propaganda, lo que me crispa es que las marcas abusen de esta moda. Tengo pantallazos que lo demuestran, es una marca de ropa, y ha elegido esta “línea” para su colección de ropa interior. Joder, en serio.


Qué hartón, de verdad. Creo que nos queda todavía una temporadita de aguantar estas historias, de aguantar abortos de Christian Grey y de marcas que se aprovechan de la situación.


Pero os contaré un secreto, no hace falta que sucumbáis, podéis hacer lo que es de la puta gana, como siempre. Dejad de seguir al rebaño, hombre.

¡Disfrutad!

1 comentario:

  1. Muy buen argumento, ojalá las personas de verdad se informaran, que problema las que entran al BDSM con la idea equivocada y terminan siendo maltratadas, y todo por no informarse.

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