12 de septiembre de 2013

Crítica: The kings of summer, de Jordan Vogt-Roberts. Un descubrimiento muy agradable.


Buena fotografía, un argumento que hemos vivido todos y un protagonista que a sus dieciocho años llena la pantalla. Una comedia muy recomendable.


De las pelis indies ya se sabe, o merecen la pena o no cumplen las expectativas. Esta es de las primeras. Apenas había oído nada de ella, pero el argumento me atrajo y sentí curiosidad.


Joe, un fantástico Nick Robinson, está harto de su padre. Una noche por casualidad descubre un llano en el bosque oculto, que nadie conoce. Convence a su mejor amigo Patrick, Gabriel Basso (Super 8), que también está harto de la sobreprotección de sus padres, para construir una cabaña en ese llano donde huir de su casa. Siempre, claro está, acompañados de un gran personaje -qué ironía porque es bajito- llamado Biaggio, Moises Arias, al que nadie invita pero siempre está ahí, hasta que la amistad hace el resto. A esto le tenemos que añadir una dosis de sarcasmo por parte del padre de Joe, Frank (Nick Offerman), partidas de Monopoly (¿a quién no le gusta el Monopoly?) y una dosis de humor y buen ambiente en general. Con paisajes y una iluminación muy agradable.


¿Quién no ha querido huir de casa de sus padres? Crecer, independizarse… Esto es lo que le pasa al protagonista. Huérfano de madre, no hacen un drama de ello. Y es que, si algo abunda aquí, es la naturalidad. Las relaciones son sinceras, no son clichés ni estereotipos de manual, y estoy muy poco acostumbrada a ver algo así. Sin dramas y sobreactuaciones. Supongo que es uno de los puntos fuertes de esta cinta. Ya sea la relación que tienen los hijos con sus padres, las que tienen entre los amigos, el romance y el despecho con la chica, Kelly, Erin Moriarty. Todo es natural.


Visualmente es cautivadora. Todo son exteriores. Maneja muy bien la iluminación, los planos… Es muy agradable. Te dan ganas de salir de la cueva e irte a caminar al bosque, a respirar aire limpio.

Sigue un hilo argumental clásico. Una introducción, un nudo y un desenlace, donde todo eclosiona después de que la chica prefiera al amigo, en vez de al protagonista. Se acaba el buen rollo, los echa y comienza el momento introspectivo de un sorprendente Nick Robinson. Cómo somos las mujeres para eso, ¿eh? Y acaba bien, sin dramas, como son las relaciones al fin y al cabo. Pesan más el silencio y la complicidad y acabas haciendo las paces. Sin conversaciones ni grandes revelaciones, aunque sí con una peineta, claro está.


El humor, además del sarcasmo del padre, está siempre presente. Momentazo con la policía delante de su casa contándole la fábula de Pedro y el lobo y él contestando, impertérrito, un “¡qué te jodan!”. También lo pone Biaggio, con sus diálogos, con sus expresiones, camuflándose, apareciendo de la nada… ¡Es genial! Me ha sacado más de una sonrisa y carcajada.


El guión, para ser el debut de Chris Galleta, es fabuloso. Los diálogos son realistas. Hay una escena en la que van a cazar, para “ser hombres”, ponen una trampa, y antes de levantarla Biaggio no para de decirle “le tienes que dar en el cuello, sin dudar, un golpe seco”. Levantan la caja y ha caído una zarigüeya. Resultado: los dos salen corriendo y gritando. Es muy natural y las partidas de Monopoly, con los correspondientes enfados por hacer tratos que perjudican sólo a uno… Están muy bien plasmados.

No hay ningún pero en esta película. Me ha gustado ver a Alison Bree, lejos del papel de esposa de Campbell en Mad Men. Que también protagoniza momentos divertidos por el novio que tiene, y la relación que mantiene éste con el padre de ella.


Recomiendo esta película para pasar un buen rato. Dura hora y media y se te hace cortísima. Para recordar la adolescencia, la libertad de esos años, la amistad. Te reirás.

Os dejo el tráiler sin saber si llegará a España.


¡Juzga por ti mismo!

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