19 de febrero de 2015

Reseña: Perdida en ti (Fixed, 2), de Laurelin Paige.


La segunda parte de la trilogía de Laurelin Paige es mejor que la primera. Además de encuentros con eróticos resultados, nos sumerge en un culebrón con malentendidos y disputas familiares la mar de entretenidos.

Cuando no esperas nada de un libro, éste te acaba sorprendiendo. Eso es lo que me ha pasado con la segunda parte de Fixed. No esperaba nada. La primera ni fu ni fa. Como es ligero lo empecé por pura curiosidad, dudando de si saltármelo e ir directamente al tercero. No me lo salté y no me arrepiento. Este tipo de libros que copan los estantes de las librerías son difíciles de distinguir. No es alta literatura, tampoco creo que la autora lo pretenda. Lo que tiene de especial son sus protagonistas, que dentro de los tópicos (tío rico, tía inexperta) la autora les ha creado unos arcos narrativos distintos, más complejos —que se agradecen—.

La trama de la continuación de la saga son las inseguridades por el pasado de los dos. Ella duda de él y él lo hace de ella. Aquí lo del «pasado siempre vuelve» lo convierte en premisa principal y ambos tienen que lidiar con sus celos y sus desconfianzas. Esto puede ser un rollo como ocurre, por ejemplo, en Cincuenta Sombras, que el pasado es solo una subtrama. Aquí no, es parte central del argumento y la autora crea un resultado satisfactorio propio de cualquier serie de gente guapa (tipo Revenge), con intrigas no muy complicadas pero entretenidas, que complementan a la perfección el nivel de romance y la relación tórrida de los protagonistas.

Hasta aquí la parte optimista de la reseña, a ver qué os habéis creído que es esto. Las escenas eróticas siguen siendo bastas, mecánicas. Parece seguir obligada en poner coño y polla —todo, por supuesto, muy palpitante—, no es nada sensual. Mención aparte se merece la ayuda que crea esta autora al género masculino, ya que según la protagonista hacer una mamada es poder. En fin, el sexo con Hudson es maravilloso y utópico, que eso está bien, para eso es ficción, pero sigue mal narrado.

El lenguaje es sencillo y el esquema lineal. Lo que provoca que en numerosas situaciones pequen de previsibles.

Sin embargo, este libro es lo que es. Y dentro del género no está mal del todo. La fuerza recae en sus personajes y tiene un buen ritmo, no tiene pasajes de relleno, todas las situaciones son relevantes y ayudan a perfilar la historia, aunque ésta sea previsible. 

¡Juzga por ti mismo!


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