26 de febrero de 2012

Gwen & Gideon

"(...)- Soy un desastre besando, ¿verdad? -Hice todo lo posible sin demasiado éxito para que no sonará histérico-. Hasta ahora no había... quiero decir, que para poder hacerlo bien se necesita tiempo y experiencia. ¡Es imposible aprenderlo todo en las películas!, ¿sabes? Y de algún modo es humillante que te aparten así.

Gideon bajó el plano y el cono de luz de su linterna se dirigió hacia el suelo.

- Gwenny, escucha...
- Sí, ya lo se, tenemos prisa -le interrumpí-. Pero sencillamente tengo que quitarme esto de encima ahora mismo. Cualquier cosa sería mejor que empujarme hacia atrás o... llamar a un taxi. Yo aguanto muy bien las críticas. Bueno, en todo caso cuando se formulan con amabilidad.
- A veces eres realmente... -Gideon sacudió la cabeza, y luego inspiró hondo y dijo muy serio-: Cuando me besas, Gwendolyn Shepherd, es como si perdiera el contacto con el suelo. No tengo ni idea de cómo lo haces ni de donde lo has aprendido. En todo caso, si ha sido en una película, tenemos que verla juntos. -Se detuvo un momento-. Lo que quiero decir es que cuando me besas, ya no quiero hacer nada más que sentirte y tenerte entre mis brazos. ¡Mierda, estoy tan terriblemente enamorado de ti que es como si hubieran volcado una lata de gasolina en mi interior y le hubieran prendido fuego! Pero en este momento no podemos... al menos uno de nosotros debe mantener la cabeza fria. -La mirada que me lanzó disipó mis dudas-. Gwenny, todo esto me da un miedo horrible. Sin ti mi vida ya no tendría ningún sentido, sin ti... querría morirme si a ti te pasara algo.

Quise sonreírle, pero sentí que se me había hecho un nudo en la garganta.

- Gideon, yo... -empecé, pero él no me dejó acabar.
- No quisiera que... no debe ocurrirte lo mismo a ti, Gwenny. Porque el conde puede utilizar estos sentimientos contra nosotros. ¡Y lo hará!
- Para eso hace tiempo que es tarde -susurré yo-. Te quiero. Y sin ti no querría seguir viviendo.

Gideon parecía a punto de romper a llorar. Me cogió de la mano, y estrujándomela casi, dijo:

- Entonces sólo podemos confiar en que el conde nunca, nunca jamás, se entere de esto (...)".


(Esmeralda, El amor a través del tiempo 3. Kerstin Gier)

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