Crítica: Django Desencadenado. Tarantino, pura dinamita.
El western de Tarantino no defrauda. Su sello, su sangre y su Waltz.
Con críticas leídas, opiniones de todos los gustos, demasiadas nominaciones… no sabía qué esperarme. De hecho, tenía las expectativas bastante bajas. Pero, ¿qué queréis que os diga? Como fan de Tarantino que me considero, Django me ha gustado.
Se ha debatido mucho y se debate sobre las etapas de este director. Que conste que Reservoir Dogs sigue siendo mi preferida. Matizando esto, Django mantiene el nivel impuesto por Malditos Bastardos. No voy a entrar en comparaciones y me voy a dedicar a esta película.
El esquema argumental está muy bien definido en las prácticamente tres horas de película. Sin embargo, para mi gusto, el nudo es demasiado denso y puede hacerse lento, teniendo en cuenta el ritmo que mantiene al principio.
Y es que la primera hora de película es 100% Tarantino. Me quedo con la escena, absolutamente gratuita, de los encapuchados. Brillante. Si elijo la primera hora de película es porque el peso cae sobre los maravillosos hombros de Christoph Waltz que, como nos tiene acostumbrados, hace suyo el personaje. Suyo y espectacular. Este peculiar cazarrecompensas alemán.
La trama pierde fuelle, digamos, cuando aparece Leonardo DiCaprio. No me malinterpretéis, hasta él me ha gustado en su rol, algo que hace patente la buena dirección de Tarantino. Aun así, insisto en que se me hizo excesivamente largo esperando un desenlace que, francamente, no me defraudó. Es tal como me lo esperaba. Tiros, sangre y el humor de Tarantino.
Un párrafo aparte se merece Jamie Foxx, Django, actor que nunca ha sido santo de mi devoción y al que le doy un notable. Esclavo con muy buena puntería y bastante temple, cuyo fin último es recuperar a su amada. Es romántico hasta para Tarantino.
No voy a entrar en el homenaje al western, porque servidora no es muy aficionada a este género. He echado de menos un clásico, un duelo. Pero Tarantino ha jugado con las cámaras en esos primeros planos, muy suyos, acompañados por música apropiada, no por rap pandillero (que hay demasiado, para mi gusto). Son muy clásicos.
Tarantino style. He de decir, y digo, que esta película me la esperaba más brutal y salvaje. Y salvo en las salpicaduras de sangre, se ha comedido bastante para lo que nos tiene acostumbrados. Incluso el destino de su propio personaje es limpio.
No puedo terminar la crítica sin mencionar a Samuel L. Jackson, un secundario de mucho peso. También debería hablar de la magia que tienen sus diálogos, pero afortunadamente eso es marca de la casa. Afilados y llenos de guiños.
Para concluir, digamos que no es la mejor película de Tarantino, pero mantiene el listón alto. Demasiado larga, sí. Que se ha dejado cosas en el tintero, ya que tenía un western entre manos, también. Y aun así estamos ante una gran película.
¡Juzga por ti mismo!
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