27 de febrero de 2013

Crónica: Varry Brava en la Moby Dick. Demasié.


Puesta en escena, diversión, sonido eléctrico y, sobre todo, buena música. Así es el directo de esta banda murciana.




Si se retrasan al abrir las puertas pero te dan una galleta a cambio, se te pasa antes el enfado y el frío. La Moby Dick se llenaba por momentos y Niño Burbuja, los teloneros en esta ocasión, no tardaron en amenizar la espera. Servidora no los conocía, pero no me llegaron en absoluto.


Entraron muy bien y el subidón del principio se fue diluyendo en sonidos repetitivos, una guitarra poco convincente y una voz prácticamente inaudible anulada absolutamente por la base. Los murmullos fueron en aumento y los aplausos en detrimento. Se fueron como llegaron: haciendo ruido musical, pero calando cero en el personal. Poquísima carisma para esta banda madrileña que apuesta por lo electrónico de puntillas y salen por la puerta de atrás.


Se apagan las luces y suenan las primeras notas de No te conozco. Aarön Saez, teclista y guitarrista, se gana los primeros vítores y todas las miradas gracias a su americana blanca, su camiseta de terciopelo, y sus icónicas gafas. Todos nos venimos arriba cuando Óscar, vocalista, sube al escenario. A partir de ahí no hay ni un minuto de descanso.


Estos murcianos contagian la alegría, el buen rollo… Tanto Aarön como Óscar se cambian en varias ocasiones de ropa, sorprendiendo con una nueva prenda cada vez más llamativa. Sus colores, brillantina… Pero, más allá de la puesta en escena, son un grupo que suena muy bien, que hacen buena música. Vicente Illescas, el guitarrista, quizás sea el que menos atención despierte, pero su punteo y sus dedos se mueven muy convincentemente por la guitarra.



Ibiza, Calor, Disco, Ritual… Las canciones se sucedían y cada vez hacía más calor en la Moby Dick. La voz de Óscar a veces se ahogaba con los acordes y con el teclado, pero se perdona absolutamente porque la calidad de su directo en conjunto es abismal. Cierran, antes de su bis, con No gires, que provoca que los pies de todos los que estábamos se levanten del suelo al ritmo ochentero de esta banda que no deja de afianzarse en el panorama indie nacional.


Es de agradecer que no se hicieran de rogar y abrieran su bis con Amantes de fuego, seguido por No puedes, un gran tema en el que demuestran sus influencias italianas, visibles en todas sus canciones. El cierre no podía ser mejor: Radiactivo sonó y sonó. Dejamos a un lado el calor para unirnos al carisma y al buen rollo que derrochaban este grupo murciano. Si Óscar no dejaba de saltar, ¿por qué nosotros sí?


Lo recomiendo infinitamente. Si no los conoces, escúchales. Pero si tenéis la oportunidad, id a verles. Hacía muchísimo tiempo que no me lo pasaba tan bien en un concierto. Un público entregado para la presentación en Madrid de Demasié, esperemos que el primero de muchos discos de estudio. Producido y avalado por Raúl de Lara (Second), estos chicos prometen mucha energía, diversión, puesta en escena y muy buena música.
¡Juzga por ti mismo!

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